Pensamiento crítico y realidad

No es que sea obsesivo. Lo que sucede es que en cuanto me ponen a pensar en lo que ha sido la historia iberoamericana vuelvo a lo que para mí es una certidumbre: todo vino por añadidura del encuentro entre el Neolítico y la Edad de Bronce con el Renacimiento. Hecho portentoso en el que se enfrentaron quienes utilizaban la escritura alfabética desde hace 5 000 años y ya contaban entre sus haberes con la Ilíada y la Odisea, la Divina Comedia y El Quijote y aquellos que utilizaban la oralidad para mantener sus mitos y sus saberes. La diferencia, abismal: lo que mediaba entre la civilización y la barbarie. De ahí mi deslumbramiento –una de mis obsesiones-, por la obra de los jesuitas desde cuando en sus misiones se empeñaron en enseñarles a leer y escribir a los aborígenes hasta cuando crearon las mejores bibliotecas de América y un sistema educativo pionero en el continente. Tales proezas les valió la expulsión, iniciándose nuestros ‘cien años de soledad’, otra de mis obsesiones. Añadiré que hasta el presente en Iberoamérica se mantiene la lucha tenaz entre la civilización y la barbarie. Muchos de nuestros problemas actuales son el resultado de no haber aprendido aún a ‘leer y escribir’ con la propiedad que exigían las modernidades que iban sucediéndose debido sin duda alguna a esa suerte de miopía para comprender nuestra realidad.

Largo el preámbulo pero necesario para comentar el libro ‘Forjadores del pensamiento crítico latinoamericanos’ (Eds. S. Guerra y G. Rodas, Ed. La Tierra, Quito, 2011). En sus páginas se da cuenta y razón de la obra de los más destacados intelectuales de izquierda (2 ecuatorianos: Ricardo Paredes y Manuel Agustín Aguirre), aquellos que con su pensamiento se impusieron la tarea de convocar voluntades que nos permitieran llegar a transformar una realidad que no se compadecía con la dignidad humana. Anarquistas, socialistas, comunistas, de todo entre aquellos pensadores. Los más con un dogal en sus neuronas: el prestigio del marxismo-leninismo que había conquistado el poder y en la Unión Soviética pretendía hacer realidad la mayor de las utopías: la forja de un hombre nuevo.

Cruel destino el de América Latina. Hasta ayer nomás para los dos imperios: patio trasero o poco menos que un Jardín de Infantes. Eso de pensar por cuenta propia, llegar a la médula de nuestros problemas, portento de iluminados como José Carlos Mariátegui. Tan es así que aquel pensamiento crítico latinoamericano a lo que nos condujo es a la derrota del Che Guevara en un país que desconocía, entre unas gentes a las que no comprendía. De ahí también que son los socialistas brasileños los que huyendo de los dogmas y amparados en el sentido común van definiendo políticas que serán las líneas maestras del moderno pensamiento socialista latinoamericano.

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