La crisis económica ya se evidencia en las estadísticas del Banco Central del Ecuador. Los datos que publicó el organismo indican que el Producto Interno Bruto (PIB) del país cayó un 3% en el primer trimestre del año al compararlo con el mismo período del 2015. Y si se toma como referencia al último trimestre del 2015, la caída del PIB es de 1,9%.
Con estos datos, que llegan con retraso porque debían publicarse el 30 de junio, es oficial que la economía ecuatoriana se desaceleró, que vivimos una contracción. Ya no caben los discursos de las autoridades económicas que aseguraban, meses atrás, que la situación estaba bajo control.
Son ya tres trimestres de decrecimiento del PIB y el término recesión empieza a utilizarse entre analistas y académicos.
Además la caída del PIB en los primeros tres meses del año es la mayor que se registra desde que el Ecuador adoptó la dolarización, en el año 2000. El bajón más grande que tuvo este indicador fue en el mismo período del 2010; pero al año siguiente tuvo un crecimiento récord de 7,7%.
Hoy son tiempos difíciles para la economía nacional y las autoridades tienen que aceptarlo. Tristemente las estadísticas y los hechos coinciden.
Así encontramos por ejemplo que la construcción tuvo un crecimiento negativo de 2,5% en el primer trimestre del año; y el gremio constructor añade que en los primeros cinco meses del año la venta de cemento cayó cerca de 18%.
Otro dato: el comercio decreció un 2% según el Banco Central y el SRI acaba de anunciar que la recaudación del IVA cayó de USD 493 millones a 478 millones entre junio del 2015 y el mismo mes de este año. Y hay más cifras, muchas más, que solamente confirman el frenazo de la economía nacional.
Ahora solo cabe pensar en la recuperación de la economía, una tarea que tomará meses, si no años. Y en ese proceso, que involucra a los sectores público y privado, será necesario la transparencia y la sensatez.