Hace pocos días se acaba de celebrar en Ecuador los 35 años de la nominación de la ciudad de Quito y de las Islas Galápagos como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, galardones concedidos por la Unesco solamente a sitios únicos y especiales del planeta.
No obstante, en las Galápagos, más que en Quito, persisten serios riesgos que ponen en peligro su preservación en el futuro.
En el caso de las islas, los factores de riesgo tienen que ver con el aumento de la población nativa, el crecimiento de visitantes temporales producto de las actividades turísticas, la proliferación de especies invasoras, así como los problemas derivados de una inadecuada gestión de parte de las autoridades nacionales y locales.
En el caso de Quito se aprecia el esfuerzo que han hecho a lo largo de las diferentes administraciones municipales (unas más que otras) por mantener el patrimonio arquitectónico. Sin embargo, los problemas que todavía persisten tienen que ver con los usos que se dan a ciertos inmuebles del centro histórico, la inseguridad, el comercio informal y hasta podría afirmarse que el actual modelo de gestión municipal no está acorde con el estatus de Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Volviendo a las Galápagos, es meritorio el trabajo que se ha hecho para sacar a las islas de la lista de Patrimonios en Riesgo de la Unesco, lo cual se hizo en el 2010. Lo que preocupa es que a pesar de ello, los problemas de fondo persistan.
Como señalaba en un artículo publicado hace varios meses sobre este tema, no hay nadie que se haga responsable de lo que pasa en las Galápagos. Cada quien vela por sus intereses, quedando en segundo, tercero y cuarto plano la protección y conservación. Los lugareños defienden su derecho a tener servicios públicos, automóviles, botes, fincas o cualquier tipo de comodidades. Las grandes empresas turísticas defienden su derecho a abarrotar las islas de visitantes. Las universidades, en lugar de aportar con estudios sobre la situación que vive Galápagos, se han enfocado en adecuar cómodos “logdes” a profesores y estudiantes extranjeros para que hagan sus investigaciones, las cuales no se sabe si los resultados de las mismas han servido en algo para el país. Finalmente, el impacto de la acción pública también es limitado. Más allá de las obras de infraestructura o servicios, no veo cómo su gestión haya servido para enfrentar los problemas que mencionaba en un inicio.
A diferencia de Quito, las Galápagos atraviesan por un momento muy particular. Un capítulo adicional a la Teoría de la Evolución de las Especies de Charles Darwin. La selección de las especies se impone pero teniendo como principal protagonista al hombre, en donde no solo afecta sino arrasa de manera indolente un patrimonio único de la humanad.