“Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” parece ser una de las frases que más representa a la clase dirigente, sin distinción ideológica ni partidaria, en cada rincón del planeta, con honradas excepciones que nos ha mostrado la historia.
En esa élite poderosa, a la que le sienta más cómodo esgrimir derechos que profesar obligaciones, vale incluir también a los líderes empresarios que también se adhieren a regañadientes a las legislaciones laborales, escatimando recursos para sus trabajadores, mientras que buscan artilugios para evadir sus responsabilidades fiscales.
La prédica con el ejemplo no es un valor que pueda encontrarse fácilmente sobre todo cuando se evalúa en relación a la defensa de intereses nacionales. Se multiplican los dichos de distintos representantes del Estado, presidentes, ministros, cancilleres que se llenan la boca hablando de las bondades de su país.
Al igual que oligarquía que se elogia a sí misma por sus desarrollos y capitales. Sepan que están dentro de la misma bolsa también, ¿o no registran todo el dinero que se pierde de recaudar el Estado cuando los grandes contribuyentes no tributan lo que corresponde según la normativa vigente?
Promesas de unos, balances de otros forjan un sinnúmero de supuestas buenas intenciones y voluntades que contrastan casi pornográficamente con una cifra que se conoció recientemente para el caso de Ecuador pero que se repite en otras latitudes de América Latina: USD 3 379 millones.
Ése es el dinero que según el presidente Correa salió del Ecuador rumbo a paraísos fiscales durante 2014 y 2015, monto que alcanzaría para cubrir toda la reconstrucción del terremoto de abril, tal como expresó el primer mandatario recientemente.
Funcionarios públicos y empresarios han inundado la lista de propietarios de cuentas “off shore” según distintas denuncias como “Panamá Papers”. Son los mismos que contradicen lo que postulan la necesidad de abrir las naciones al mundo para crecer más y mejor. ¿Cómo atraer inversiones extranjeras si “los locales” fugan el dinero al exterior? ¿Qué tipo de credibilidad se forja sobre la región?
Estos poderosos irresponsables además de dilapidar su credibilidad tiran por la borda el esfuerzo de miles de compatriotas de construir un mejor país.
“¿Está usted de acuerdo en que, para desempeñar una dignidad de elección popular o para ser servidor público, se establezca como prohibición tener bienes o capitales, de cualquier naturaleza, en paraísos fiscales?”, será la pregunta para los ecuatorianos en una consulta popular solicitada por Correa a la Corte Constitucional (CC).
¿El objetivo? lograr un nuevo pacto ético que ponga las cosas en orden y para que el “decir y el hacer” de los políticos –que debiera ser extensivo a los empresarios, al menos los contratados por el Estado- sea de una vez por todas una realidad irrenunciable.