Será muy difícil entender el estilo del presidente Moreno, pero hay que remitirse a los resultados. Serrano no era adversario ni enemigo, pero antes los hechos, sobre la presidencia de la Asamblea dijo todo en dos frases: “hacerse al costado” y “deben pagarse los errores”.
Cambió al polémico ministro de Finanzas, pero causó revuelo el reemplazo. No se lo entiende, salvo que decida asumir personalmente la cartera y la ministra cumpla las formas sin renunciar. En la semana también cesaron al Superintendente de Comunicaciones. No tiene apuro por la terna del reemplazo y puede esperar que una reforma a la ley extinga tan absurda y represora función. Para Correa era indispensable, pero el mandatario actual transita por otros andariveles.
Luego, con unas maneras más benignas que con Glas, atribuyó funciones específicas a la vicepresidenta que andaba un poco turbada con lo de Venezuela. Nada más y nada menos, el mensaje es claro.
En el balance del frente externo se desconoce el mecanismo de la brújula que utiliza, pues no señala el norte magnético ni el terrestre. Es evidente que la canciller perdió peso político por la aventura de ser candidata a presidir la Asamblea General de la ONU. Lo de Honduras fue de escándalo para las cancillerías de los dos países, pues trataron temas de Estado como productos de un mercado popular los días sábados: intercambio de un apoyo político a la candidatura de la presidencia de la Asamblea de la ONU, por un puesto de honor y prestigio en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cargo político por uno jurídico de alto nivel continental y referente mundial en la materia. La presencia en la trasmisión de mando de Piñera fue importante, salvo sus declaraciones finales a CNN sobre Venezuela y la cita de Lima. Cuando se pretende imitar a Tayllerand se corre el riesgo de entonar el canto armónico del algún pájaro de la noche. Sin duda la canciller ecuatoriana y el chavismo continental salieron fortalecidos en sus madrigueras. Maduro debiera pagar con arepas.
También hay que registrar en el balance político la decisión del Consejo de Participación Ciudadana transitorio que decidió interpretar de manera extensiva el verbo evaluar por el de cancelar. Una difícil interpretación jurídica que ha puesto en terapia a todos los demás superintendentes y organismos de estado similar. En cuanto al fiscal General la situación es diferente; es exclusivamente política y no judicial. Como en su época fueron los casos de Carlos Feraud Blum y Eduardo Ortega Gómez, ministro de Gobierno y Energía respectivamente. La fuerza coaligada del Socialcristianismo y la Izquierda Democrática fue suficiente; como ahora lo pueden hacer el PSC, Creo y el gobierno. El funcionario ya aportó a la historia un consejo de oro: por teléfono, solo de futbol.