¿Cómo reaccionaron Rodrigo Borja, Oswaldo Hurtado y Blasco Peñaherrera al leer que sus ex amados partidos Izquierda Democrática, Democracia Popular y Liberal fueron declarados difuntos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), mientras reiteraba que las agrupaciones políticas campeonas de hoy siguen llamándose Alianza Popular y Creo? ¿Derramaron talvez una mini lágrima, tuvieron pena, se murieron de las iras? Por cierto, el Partido Liberal es el más famoso del trío difunto, pero resulta que ya tuvo más de una muerte y varios desfallecimientos. En 1912, luego de la Hoguera Bárbara, pasó a ser placista y se mantuvo en el poder con el apoyo del fraude hasta que llegó la “Revolución Juliana”, en 1925 y se le dio por fenecido. Volvió a Carondelet en 1940 con el doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, en cuyo período se firmó el Protocolo de Río de Janeiro, y no hubo fuerza humana que le salve. Ese fue el verdadero final, pese a los esfuerzos de los últimos liberales, y la realidad plena es que los jefes del CNE, Domingo 7 Paredes y René Maugé, certificaron esta semana la segunda o tercera muerte de un cadáver. El Partido Conservador ya se había ido a la tumba entre lágrimas de Paquito Salazar y sonrisas de Dahik.
Allá por 1926, el jurisconsulto Juan Genaro Jaramillo sostuvo que el Ecuador había llegado a tener los partidos precisos para un completo y equilibrado panorama político: conservador, liberal y socialista. Por esos días, con la presencia del doctor Juan Genaro, se había fundado el Partido Socialista Ecuatoriano. En 1931 se produjo una división interna y nació el Partido Comunista criollo. No pasaron muchos años y brotó el velasquismo, con el ‘Profeta’ a la cabeza, listo para cinco ascensos y cuatro caídas. Otros sucesos fueron la aparición en Guayaquil de Concentración de Fuerzas Populares (CFP) con sus líderes Carlos Guevara Moreno y Assad Bucaram. Por la derecha, Camilo Ponce Enríquez fundó -en pos de su presidencia- el Partido Social Cristiano, que años después pasó a las manos de León Febres Cordero. Rodrigo Borja y los suyos trabajaron 20 años para forjar la Izquierda Democrática, como una modernización del liberalismo. Abdalá Bucaram dio vida al Roldosismo, sin el visto bueno de los Roldós. La Democracia Cristiana llegó al poder con Osvaldo Hurtado -el vicepresidente que reemplazó al fallecido Jaime Roldós- y con Jamil Mahuad, hoy fugitivo. La Sociedad Patriótica gutierrista tuvo un triunfo pero está de caída, de brazo con la partidocracia.
Este es un incompleto resumen de una historia larga y compleja, con muchos altibajos. Se cierra con la anotación de que el correísmo, con el nombre de Movimiento Alianza País, lleva seis años de campaña total y de triunfos pero con el anuncio de entregar el poder en el 2017. ¿Sin falta? De los tres enterrados, solo la ID patalea. Los otros difuntos ya estaban muertos.