Esta es la disyuntiva que aparentemente se ha planteado a la militancia de Alianza País, a la que esta ha respondido -mayoritariamente- con la opción de movimiento. La organización política hegemónica en el Ecuador durante los últimos cuatro años, que se precia de haber vencido ampliamente en al menos ocho eventos electorales, rehúye la denominación de “partido” para presentarse bajo la imagen de “movimiento”.
¿Qué le impide a Alianza País concebirse como partido y no como movimiento?
El sistema político es un dispositivo institucional para la construcción de decisiones y los partidos y movimientos políticos son las estructuras básicas en las que da inicio el proceso de construcción decisional. Sin embargo, partidos y movimientos generan distintos tipos de política y de construcción de liderazgos que inciden en el modelo de democracia. Los partidos actúan como filtros de la demanda ciudadana, como traductores de su inmediatismo y corporativismo hacia orientaciones estratégicas de conjunto, pues son organizaciones de escala nacional. Los procesos de construcción decisional que propicia le permiten establecer controles democráticos a la acción del líder.
Los movimientos, en cambio, responden a demandas más acotadas en términos territoriales o de intereses específicos de actores sociales, propician la discrecionalidad sobre los procedimientos de construcción de decisiones, y generan condiciones para la conducción de la voluntad del líder hacia las masas.
La acción de partidos o movimientos define entonces el modelo de democracia: si el lí-der está instrumentando un proceso colectivo de construcción de decisiones, controlado por pro-cedimientos democráticos; o si está de-cidiendo por cuenta propia, imponiendo sus particulares puntos de vista.
La actual normativa constitucional, inspirada en su lucha contra la llamada ‘partidocracia’, diseñó un conjunto de requisitos de difícil consecución para la integración de partidos; adoptó la línea de favorecer complicados mecanismos de participación ciudadana directa en lugar de propiciar procesos de construcción de representación política. El ‘movimentismo’aparece como forma política que la Constitución de Montecristi configura para la democracia. Esta es la característica que hace que Alianza País no elija ser un partido (a pesar de la escala nacional y de la fuerza de su organización), y que se incline por la figura de movimiento: no tiene interés en construir controles democráticos para la acción del líder, no le interesa generar procesos amplios de construcción decisional, como los que se darían si impulsara la conformación de un sistema de partidos. No está dispuesta a cuestionar el carácter inapelable de decisiones del líder.