Las siguientes palabras son atribuidas al poeta Jorge Carrera Andrade (1903- 1978): “Es América entera inmensurable pajarera/ En el amanecer sonoro cada árbol es un coro/ Hay tantas alas en vuelo que alzan América al cielo”.
Cada recorrido por el interior del Ecuador es una sorpresa de emociones, de experiencias inolvidables que permiten descubrir que nuestro país no se limita a un centralismo político, es mucho más que eso, especialmente por su gente, la que nació en estas tierras o por ejemplo el holandés que llegó a la provincia de Imbabura hace una década y creó el Parque del Cóndor.
Localizado a 4 kilómetros del lago San Pablo, no es ni un museo ni un zoológico, es simplemen-te el Parque del Cóndor, creado para salvar aves en peligro de extinción, especialmente rapaces, que han sido severamente castigadas por la ignorancia.
Algunas aves cazan insectos y ratones, otras son carroñeras y limpian naturalmente los campos, pero inexplicablemente son combatidas por campesinos que las han tenido como ladronas de ganado.
El visitante puede presenciar una exhibición de vuelo libre para entender el comportamiento de las aves en su entorno natural. Es un refugio para aves rapaces. Además de un águila que fue donada y traída desde Estados Unidos, hay una harpía, cuyo nombre es Olafa, nacida en 1989 en la zona oriental del país. Se lee en un cartel que cuando fue polluelo se cayó porque un leñador cortó el árbol que sostenía su nido.
Se fracturó una de sus alas y fue enviada a Panamá, donde fue atendida en una clínica especializada para esta clase de aves. Desde entonces ha procreado 16 polluelos que están libres en la naturaleza. Muchas aves como Olafa son llevadas hasta el Parque del Cóndor, donde son tratadas con cariño y en un ambiente natural.
Curiosidades como el búho moteado, que habita en bosques tropicales y subtropicales tiene una característica muy especial. Se dice que es el más vanidoso del parque porque todos los días, a las 06:00 de la mañana, se baña en una pequeña pileta junto a su jaula.
Sin duda que una de las mayores atracciones de este parque son los dos cóndores que gozan de un amplio espacio. Según estudios recientes, se calcula que en el Ecuador sobreviven no más de 40 de estas aves símbolo de los Andes americanos. Están protegidas por las leyes nacionales y su cacería está prohibida desde el 2000.
La Fundación Cóndor, que con la ayuda del Ministerio del Ambiente y corporaciones privadas promueve la conservación de la naturaleza, aclara que ningún animal que habita en este parque fue capturado, todos han sido rescatados, algunos heridos, o donados por personas que confían que aquí serán bien tratados. Y como decía el mismo Carrera Andrade en uno de sus poemas: “Que me busquen mañana/ Hoy tengo cita con las golondrinas”.