En su incontenible afán por viajar, que ya falta poco para que se le acabe, el Canciller Long ha estado la semana pasada en Caracas, para variar, y en Nueva York.
Según boletín oficial de la Cancillería su desplazamiento a Nueva York obedeció a su voluntad de “ampliar la protección de los compatriotas migrantes en EE.UU. a través del Plan de Contingencia Consular que busca promover los derechos de la comunidad migrante”.
En Venezuela también, dice el boletín, se interesó por la regulación migratoria de ecuatorianos, cosa extraña pues pocos querrán quedarse en ese país en crisis y muchos, por el contrario, salir.
Está bien que Long se reúna con los migrantes para tratar su situación pero mejor habría sido abordar el tema con las autoridades estadounidenses en Washington, que son las únicas capaces de resolverla. Pero con el “imperialismo yanqui”, por razones ideológicas, la Revolución Ciudadana no trata ni siquiera el tema de nuestros angustiados compatriotas.
Pero lo más llamativo del paseo a Caracas son las declaraciones a la prensa del Sr. Long al llegar a Maiquetía. En su calidad de Presidente del G77 más China, sostuvo que junto con Venezuela, a su vez Presidente de los Países No Alineados, esperaba fortalecer el combate contra los paraísos fiscales que ha emprendido el gobierno ecuatoriano y devolver a los estados “los dineros robados”. Y aquí me asalta una profunda duda. El Sr. Long conoce que de los 133 países que según la ONU conforman el G77 más China, al menos 33 estados miembros del Grupo, según listado oficial del SRI, parte del gobierno nacional al que representa, son considerados como paraísos fiscales. Tengo la certeza de que a esos estados, que constituyen casi el 25% del total de miembros, no les gustará que el presidente del G77 lidere esa cruzada planetaria contra los paraísos fiscales que son la fuente que sostiene sus economías.
¿Consultó el Sr. Long a los miembros del Grupo si estaban de acuerdo con la propuesta que Ecuador abandera? Me temo que, si lo hizo, habrá sido difícil conseguir consenso para respaldarla en la medida en que se trata de la propia supervivencia económica. Si no consultó cometió un grave error.
Esta es una nueva muestra de incoherencia y demagogia de la Cancillería que deteriora nuestra imagen internacional. Parecería que no se dieron la molestia de revisar cuales países son considerados por el Ecuador paraísos fiscales y cuales pertenecen al Grupo del cual nos sentimos tan orgullosos de presidir. ¿Conocía el Presidente de este hecho? Creo que no pues si lo sabía no se habría referido a él en su discurso al G77, en la ONU, cuando 33 de sus miembros son paraísos fiscales.