Papa desarma dogmas
En las religiones, la doctrina y los dogmas no se discuten, son verdaderos más allá del razonamiento, la realidad o la ciencia. Llamar a que la grey católica opine sobre algunos de los suyos, como el rechazo al matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción por parte de esas parejas, es un acto osado y necesario. Francisco sorprende.
No hay nada más opuesto a la doctrina sagrada --a la que se accede por fe-- que someterla a una encuesta. Lo ha hecho el Papa. Ha enviado a las comunidades eclesiásticas 38 preguntas agrupadas en 10 temas relativos a la familia. Entre ellas: cómo actuar ante personas que viven uniones homosexuales, qué trato dar a los hijos adoptados por esas parejas, qué pasa con los divorciados a quienes se niega algunos sacramentos y qué con los métodos de control de natalidad.
Hasta hace poco, la Iglesia se mostraba obcecada respecto a esos temas, los rechazaba y condenaba. Los dogmas eran: nunca se aceptarán uniones homosexuales --peor la adopción-- y el Papa es infalible. Pero el actual pontífice los puso en duda al negarse a juzgar a los homosexuales, pedir consejos, promover consultas y abrir la puerta a los cambios. Más que un Papa infalible subido en su trono, es un Papa terrenal dispuesto a escuchar y a avanzar.
Pocos años atrás, el obispo Javier Lozano, entonces presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud de El Vaticano, declaró que era "inadmisible afirmar que todo lo que habita bajo el mismo techo es familia, incluidas las cucarachas, los gatos o los perros, como pretenden quienes defienden el matrimonio entre homosexuales". Jamás la Iglesia cambiará esa posición, aseguró. Lozano se jubiló y parece que Francisco quiere jubilar también algunas de esas ideas.
Pero hay fuerzas conservadoras que se resisten. No será nada fácil. Se enfrenta desde prelados que consideran que el nuevo Papa es demasiado terrenal, abierto y humilde, hasta católicos declarados y con posiciones de poder que afirman que sólo sobre sus cadáveres podría pasar el matrimonio homosexual o la aceptación del aborto en casos excepcionales.
La rigidez de la Iglesia alejó a muchos creyentes y otros permanecen en esa comunidad incumpliendo sus normativas. Según datos de la propia Iglesia, el número de fieles católicos en relación a la población mundial cayo entre 2004 y 2011 de 17,9 a 17,3 por ciento La Iglesia ya no puede mantenerse ajena al respecto a la diversidad, a los derechos humanos y a la realidad de sociedades dinámicas. Así lo ha interpretado el Papa católico. Su apertura, osada y hasta riesgosa --pero necesaria para el futuro de la Iglesia-- es un ejemplo para otras religiones que porfían en desvirtuar derechos y en castigar a quienes incumplen o critican dogmas anacrónicos .