Los países están superando la pandemia de forma desigual, lo cual es un presagio de mayores brechas sociales si no se toman medidas a tiempo.
La cooperación en materia de suministro de vacunas ha sido muy tibia. Los países desarrollados están más cerca que el resto en el objetivo de alcanzar la deseada inmunidad de rebaño, un requisito indispensable para reactivar a sus sectores productivos y recuperar los empleos perdidos.
Al resto de países, entre ellos los latinoamericanos, les tomará más tiempo, lo que ralentizará aún más su ritmo de crecimiento, otro requisito para superar la pobreza y encaminarse en una senda de desarrollo.
Una de las lecciones que está dejando la pandemia es que los países latinoamericanos deben asegurar un suministro mínimo de vacunas y de insumos médicos para atender la próxima emergencia sanitaria, que no tiene fecha, pero llegará en el futuro.
En épocas de crisis los gobiernos de las economías desarrolladas, donde se concentra el desarrollo de la investigación y la producción de vacunas, ponen en primer plano la atención a su población, mientras la cooperación internacional pasa a un segundo nivel, en medio de reclamos de organismos internacionales como Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud.
Como resultado de lo anterior, las asimetrías en la vacunación son un hecho. En América Latina y el Caribe solo el 16,8% de la población cuenta con el esquema completo de vacunación, mientras que en Estados Unidos y Canadá la cifra alcanza al 49,3%. En Europa tiene al 44,6%, según datos presentado la semana pasada por la Cepal.
Asimismo, la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón, que tienen el 13% de la población mundial, concentran en la actualidad el 44% de los compromisos de compra de dosis.
Lo anterior obliga a definir una estrategia local y regional para afrontar la próxima crisis de salud, pues la pandemia del covid-19 cogió con las defensas bajas a los sistemas sanitarios y a las cajas fiscales de los países latinoamericanos.
Esa estrategia regional no solo debe apuntar a fortalecer los sistemas sanitarios, sino a invertir en investigación y producción de vacunas e insumos médicos.
Ya se ha dado un primer paso con el Plan Integral de Autosuficiencia Sanitaria, desarrollado por la Cepal a petición de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), la cual tendrá una cumbre en septiembre próximo.
En síntesis, ese Plan busca fortalecer la producción y distribución de medicamentos, en especial vacunas, en los países de la región y reducir la dependencia externa.
Detrás de eso hay una enorme tarea para, ya que se necesita coordinar con varios organismos subregionales (CAN, Mercosur, Sica, Caricom), así como potenciar los actuales centros de investigación, crear nuevos, desarrollar tecnología, centros de producción e infraestructura logística, etc.
La región es muy diversa, pero la pandemia puede ayudar a atener una meta común.