En noviembre del año pasado, una decisión del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IEES) despertó la inquietud de afiliados y jubilados, en el sentido de que se tomarán recursos del Fondo de Pensiones para atender los problemas financieros del Fondo de Salud. La respuesta que en su momento dieron las autoridades fue que esa operación no afecta la sostenibilidad de la institución. Y además, se comprometieron en presentar los estudios actuariales del IESS, para minimizar esas preocupaciones.
Los mismos argumentos se utilizaron cuando se justificó el desconocimiento de la deuda del Estado con la entidad (precisamente en el Fondo de Salud) y con el 40% del aporte a las pensiones jubilares.
En un año económicamente difícil y con la cercanía de la época preelectoral, las inquietudes de afiliados y jubilados sobre la situación financiera del Instituto de nuevo se activan, ante la noticia de que el IESS se endeuda en el exterior para financiar la construcción y adecuación de hospitales.
Ante esta reciente operación crediticia, el argumento de quienes dirigen el IESS es que de ninguna manera quiere decir que es una muestra de falta de recursos. Sin embargo, todo eso queda en declaraciones.
¿Cuál es el balance actual del Fondo de Pensiones y del Fondo de Salud? ¿Quién velará por los próximos jubilados? ¿Cómo lograr la sostenibilidad de los ingresos del IESS en el mediano y largo plazos? ¿Qué medidas estructurales se están tomando para velar por la seguridad social de los beneficiarios del futuro? ¿Qué pasará con la deuda del Estado?
Por todo ello es indispensable avanzar hacia un pacto ético por la transparencia en el manejo administrativo y financiero del IESS y en la construcción de una nueva ley de Seguridad Social. Los afiliados y jubilados merecen conocer cómo se están administrando sus recursos y este debe ser un tema primordial en los próximos planes de Gobierno. El riesgo -en cambio- es que este tema se lo use como un trampolín político solo para ganar votos.