Como mañana tendrá lugar la entrega de los óscares, me gustaría comentar la formidable actuación de Frances McDormand en ‘3 anuncios por un crimen’, y la frescura de Saoirse Roman en ‘Lady Bird’. Sin embargo, cuando hablo de cine las visitas digitales de los lectores bajan a la mitad. En cambio, si abordo la escandalosa saga del correísmo los números se disparan. Eso es comprensible pues ningún thriller político de ficción puede superar al noticiero diario en cuchilladas por la espalda y delaciones, en calvas luminosas y un casting pensado para generar la repulsa del espectador cuando los protagonistas se desnudan en la lucha por la teta que antes compartían de mil amores. ¡Qué actuaciones, francamente!
Por ello, la Senaín debería financiar una ceremonia de premiación a las rutilantes estrellas verde-flex. Descartada la Academia de Hollywood por racista y comercializada, la elección quedaría en manos de la academia criolla de los escritores, artistas e intelectuales que se embelesaron con Rafael y ahora fungen de morenistas. Gracias a las gestiones de los ministros neoliberales del régimen, se aceptaría la participación de filmes y series gringas con el fin de humillar al imperio en la entrega de los Óscar… perdón, de los Chávez de oro, ese metal que volvió locos a conquistadores españoles y revolucionarios del Alba por igual.
Siendo imparciales, ahora que marginaron a Kevin Spacey porque se le hacen agua los helados, ‘House of Cards’ no le llega a las rodillas a la ‘La mesa servida’, serie que empezó cuando Lenin volvió de Ginebra y declaró que se había prostituido la política. Siguió la campaña dirigida oscuramente por J. C. Pozo y surgieron las miniseries de Pedro Delgado, alias El Primo, y de Capaya, candidato al Diosdado de plata a mejor actor secundario por su cara impasible, estilo Clint Eastwood, cuando se sometía al polígrafo; ello sin desmerecer a Jorge Glas cuando reproducía con aspavientos el acto de sacar a patadas al sobornador de Odebrecht.
Para el Néstor Kirchner de bronce, tamaño Unasur, que premia a las/los que alcanzan el cinismo de Al Pacino en ‘El Padrino’, los posibles nominados son legión: desde Rafael cuando afirma que las coimas son acuerdos entre privados y que ellos son la reserva moral del país, pasando por la encorbatada actuación de Mera, ‘il consiglieri’ que superó a Robert Duval, hasta el audio de esta semana donde el compadre Pólit le habría tendido una trampa al pana Pepe, quien anhela bajarse al peligroso Baca, acusado de ser el guionista principal de ‘30-S’, montaje donde un caudillo desquiciado grita ¡mátenme!, luego escapa en muletas al hospital y en lugar de irse a su casa, llama en su rescate al Éjército, dejando un reguero de sangre y vidrios rotos.
Aunque todo el país vio que no estaba secuestrado, los jueces y la Megan, otra megaproducción, impusieron la versión que convirtió en héroe al villano y mandó inocentes a la cárcel. Aplausos.