El presidente Juan Manuel Santos se propone vincular Colombia a la OTAN, aunque sea por la puerta trasera. Me parece responsable.
La OTAN es la más formidable coalición militar de la historia. La creó Harry Truman en 1949 durante la Guerra Fría. Aunque llamada Organización del Tratado del Atlántico Norte, la institución no toma en serio la geografía. Italia, Grecia o Turquía radican en otro vecindario y forman parte del acuerdo.
En realidad, la OTAN surgió no para hacer la guerra, sino para evitarla. Truman solía repetir la frase latina: Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Fue lo que hizo para contener a la URSS. Demoró unas décadas, pero sucedió.
Santos tiene buenas razones para proteger a su país de los peligros potenciales de una guerra regional. Nicolás Maduro acaba de anunciar la creación de una milicia obrera de dos millones de soldados. Es perfectamente lógico que sus vecinos se asusten. Esto se suma a las decenas de aviones de combate, tanques y sofisticados equipos antiaéreos que Venezuela lleva años acumulando. Armas que no son las adecuadas para mantener el orden interno ni enfrentarse a un enemigo local. Son equipos para guerras contra otros países.
Hay una norma de oro que suele regular el modus operandi de las Fuerzas Armadas: “La forma define la función”. Cuando el Régimen cubano, con el apoyo soviético, construyó el ejército latinoamericano más poderoso, se lanzó a las aventuras africanas entre 1975 y 1990: la más larga operación militar internacional de un ejército de América (incluido Estados Unidos).
La manera más económica para Colombia de impedir que Venezuela la arrastre a una guerra, como en el pasado amenazó Hugo Chávez, es colocarse bajo la protección simbólica de la OTAN.
Las otras dos opciones son peores. Una sería no hacer nada y arriesgar a la sociedad colombiana a un conflicto bélico, precisamente por la indiferencia del Estado ante un riesgo real. La otra, sería iniciar una costosa carrera armamentística que desangraría al país. Ya Colombia, como consecuencia de las narcoguerrillas comunistas, es el país latinoamericano que más gasta en asuntos bélicos con relación a su PIB (un 3.8%).
¿Para qué invertir más dinero en ese campo cuando las necesidades de la sociedad son inmensas? En general, la OTAN evita las guerras. A lo que puede agregarse un factor pedagógico: induce un mejor comportamiento en los militares y, en cierta medida, genera mayor subordinación a los gobiernos civiles.
Evo Morales ha dicho que la iniciativa de Santos amenaza a su país. Pero Morales también aseguró que el Imperio Romano había atacado a Bolivia.
Frente a Evo hay que recordar la cumbia de Carlos Vives: “¿Qué cultura va a tener, si nació en los cardonales?”. Moralito es así. Hay que entrar en la OTAN “pa’ que se acabe la vaina”.