La primera parte de este nuevo año será turbulenta. Los procesos judiciales más importantes por actos de corrupción de la época correísta entrarán en sus etapas decisivas durante las siguientes semanas. También concurrirán a las cortes los inefables líderes indígenas y los políticos verdes que participaron en los actos violentos del mes de octubre. Los imputados en unos casos y otros se seguirán victimizando y buscarán eludir a la justicia uniéndose en un nuevo frente común que convoque a otro paro nacional o a protestas callejeras para intentar desestabilizar al Gobierno.
Los enemigos a derrotar, además del presidente Moreno al que tienen en la mira en algunos casos por haber descubierto todas sus fechorías y en otros por haber superado el intento de golpe de estado, son la democracia y la institucionalidad, dos conceptos que no encajan de ningún modo en sus modelos dictatoriales de impunidad, corrupción a mansalva, persecución a opositores y restricción de libertades.
Será éste, sin duda, un semestre convulsionado en el que los sectores productivos y trabajadores deberán enfrentar a los golpistas con decisión y coraje para evitar una nueva paralización del país, que resultaría catastrófica para la economía. Los imputados en todos los procesos legales vinculados al correísmo y al intento de golpe de estado de octubre se jugarán un primer tiempo del 2020 a muerte, literalmente, pues si fracasan en su cometido y la justicia los juzga y los encuentra culpables, llegarán al segundo semestre, en fase pre electoral, con sus huestes disminuidas y con varios de sus candidatos tras las rejas o exiliados.
La economía jugará un papel decisivo en estas perspectivas políticas. Este 2020 el Ecuador será testigo del despegue de ciertas zonas del país con grandes proyectos de producción minera responsable, alineada con la sustentabilidad y la sostenibilidad del medio ambiente, como Fruta del Norte, en Yantzaza, Zamora Chinchipe, que ha empezado a exportar recursos y en poco tiempo ha cambiado la situación económica de los habitantes de la zona de influencia con empleos directos e indirectos, reactivación del aeropuerto, construcción de carreteras y contribución de recursos para alcantarillado y agua potable de las poblaciones aledañas, entre otros beneficios.
Por supuesto, aparecerán en este campo otra vez los profetas del desastre nacional disfrazados de defensores de la naturaleza, muchos de ellos vinculados de forma directa con los actos violentos de octubre pasado y vinculados también con el negocio de la minería ilegal que ha causado tanto daño ambiental, social y de seguridad entre las comunidades que la han sufrido.
Estos personajes intentarán promover nuevas consultas anti mineras, se sumarán e incentivarán protestas callejeras y buscarán paralizar otra vez al país, pues todo lo que suene o huela a progreso, empleo, seguridad y desarrollo social, atenta contra sus oscuras y particulares aspiraciones políticas y económicas.