La oposición

La oposición generalizada a la “consulta” planteada por el Gobierno nos hace ver que está viva y fuerte la vocación histórica de amor a la libertad y rechazo a la opresión, que caracteriza y enaltece a los ecuatorianos, no obstante las diversidades regionales, étnicas, económicas, sociales, religiosas, culturales e ideológicas.

La invasiva y aplastante propaganda oficial está promoviendo el “sí” en la “consulta”, en base de resaltar la obra del Gobierno, mientras calla que ha gastado, en cuatro años, 80 000 millones de dólares, suma equivalente a la que dispusieron varios gobiernos en las décadas anteriores. No menciona los numerosos contratos que ha realizado sin sujetarse a la ley de contratación pública y que en el país no existe fiscalización confiable. Tampoco explica qué razones existen para que creamos que la función judicial que pretende organizar bajo su control, podrá ser más limpia y eficaz que la actual, a cuyo desprestigio ha contribuido metiéndole las manos.

Nadie puede negar que este Gobierno es, como ningún otro, el que más ha irrespetado la independencia de las otras funciones del Estado. Siendo esto oprobioso en extremo, no se detiene. Con las reformas constitucionales y legales que pretende imponernos, a través de la “consulta”, llegaría a detentar el control absoluto de todos los poderes públicos, de cuya independencia depende el libre ejercicio de los derechos individuales y colectivos, es decir la democracia. Ante este peligro, que es la antesala de una negra opresión, va creciendo el número de personas dispuestas a responder con un rotundo “no”, a las que se vienen sumando personas y grupos que hasta ayer apoyaban al Gobierno. Ellos han percibido que los contenidos de la “consulta” dibujan la frontera entre la democracia y el totalitarismo. Por eso expresan que la “consulta” contradice sus principios y que no puede haber democracia sin división e independencia de las funciones del Estado. Peor aún si se pretende que la ciudadanía apruebe el control estatal de los contenidos de la comunicación. Esta es la razón de que haya coincidencia entre las diferentes organizaciones políticas, algunas opuestas entre sí, en converger, cada cual con sus propios ideales y estilo, en un gran movimiento nacional que le ponga límites a los excesos del Gobierno y le haga comprender que, en el marco de instituciones y leyes, es posible gobernar con eficacia y realizar las reformas, especialmente cuando se dispone de tantos recursos y credibilidad de parte de la población.

El Gobierno está procurando debilitar el rechazo a la “consulta”, para lo cual atiza el enfrentamiento entre las organizaciones que se le oponen, las que deberían comprender que si triunfa el “no”, dispondrán de un escenario sin interferencias sombrías para libremente promover sus principios y creencias.

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