El mundo evoluciona hacia una economía participativa. 83 super millonarios de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Dinamarca y Nueva Zelanda, entre ellos la heredera de Walt Disney Inc., un ex director de una firma grande de inversiones como BlackRock (que gestiona bonos del Ecuador) solicitan “la subida de impuestos a los más ricos, como ellos, para contribuir a la recuperación económica ante el daño que causará la pandemia.” Los firmantes principalmente de Estados Unidos aseguran que “el dinero se necesita desesperadamente ahora y seguirá siendo necesario en los próximos años, a medida que el mundo se recupere de la crisis” (EFE).
Antes, en el 2015, un grupo de 200 autodenominados “millonarios patriotas” dijeron, asimismo que “el nivel de desigualdad es increíble. La gente acumula dinero para influir en el sistema político y obtener más dinero. Si no hacemos algo esta sociedad no va a funcionar ni para los ricos ni para los pobres” Este pensamiento también influyó en la reunión del Foro Económico Mundial de Davos, en enero de 2020, cuando por primera vez lo explicitó para moderar la codicia de los dueños del dinero del mundo.
También en el Ecuador necesitamos desesperadamente dinero para que en la post pandemia no sea un país más pobre, más desigual, endeudado, corrupto y violento. Estoy persuadido que en nuestro país si hay supermillonarios patriotas que desearían contribuir bajo la conducción de un liderazgo competente y honorable, en cuyo caso se puede crear un impuesto permanente a quienes han acumulado patrimonios grandes en los últimos 40 años de facilidad petrolera.
Necesitamos recursos para financiar la digitalización total de nuestros jóvenes pobres porque están creciendo sin una educación de calidad pues no tienen equipos para aprender en línea y no podrán ejercer el teletrabajo que se impondrá en la nueva normalidad. Solo la digitalización de los habitantes del país hará que la recuperación no sea tan lenta como la figura de la letra “L” sino aceptable como la letra “U”, aunque quisiéramos que sea como la “V”, a cuyo fin las empresas tecnológicas que hacen grandes utilidades deben colaborar eficazmente, incluso por su propio interés.
La recuperación también presupone alcanzar la estabilidad macroeconómica mediante una fiscalidad justa para tener un “grado de inversión” como Colombia y Perú que pueden atraer inversiones y contratar deuda externa con bajos intereses y cómodos plazos porque – entre otras medidas- ellos subieron el IVA al 18 y 19 por ciento.
Por lo pronto la Vicepresidenta María A. Muñoz, que tiene experticia en las Aduanas, podría ejercer su poder en la moralización del país acabando con la corrupción de las mafias contrabandistas y con los deudores empedernidos del SRI; para obtener inmediatamente recursos que servirían para dar una renta básica temporal a los más pobres, a condición de que no salgan de sus casas.