El 23 de marzo, Cusco (3 310 metros de altura), que vive del turismo, tuvo sus tres primeros muertes por covid, tres casos cero, por así decir: ciudadanos mexicano, chino y británico, respectivamente. La antigua capital imperial se preparó para un duro golpe de la pandemia… Y nada. Tres meses después el departamento del Cusco reporta una mortandad acumulada de 21, el 1.2% de las personas a quienes se les comprobó la infección. Lima (101 metros), sin embargo, está asolada (3 278 muertos oficiales). Bogotá (2 630 metros), de tamaño e importancia comparable, solo 422 fallecidos.
En Bolivia, los casos se acumulan en Santa Cruz (416 metros), y si bien los más recientes datos son que se ha percibido muertos ocasionales en las calles de La Paz (3 640 metros), la pandemia pasa desapercibida.
Tampoco en Lhasa, Tibet (3 650) golpea la pandemia. Lo que ha llevado a los científicos a preguntarse si la misma condición que permite a los habitantes de alturas habituarse a la falta de oxígeno (hipoxia) les permite sobrellevar mejor al covid. Los científicos arrojan una cifra: el beneficio sería sobre los 3 000 m.
¿Será? Tres mil metros es una cifra sospechosamente redonda. Y no se trata de curiosidad o interés académico: Quito está a 2 860; lo probable es que si hay protección, aumente con la altura, y no que se active automáticamente a un número a todas luces arbitrario.
La ciudad está hoy en alta alerta, con un incremento de casos, de manera más pronunciada en los barrios populares del sur, donde los hospitales no se dan abasto. Sería indicio que no hay protección por la altura.
Pero hay el reverso de la medalla: Quito tiene normalmente un importante tráfico aéreo internacional, y habría importado su caso 0 de covid los mismos días que Guayaquil. Y fue la metrópoli costeña la que sufrió un durísimo impacto, posiblemente el mayor en el mundo entre ciudades grandes (medido por exceso de muertes sobre la norma) aunque superado por Santa Elena entre las nacionales. Recordemos que Santa Elena es playa. Quizá en Quito, con una población resistente al coronavirus por la altitud, la pandemia se propaga más lentamente, y la mortandad es menor.
Con esa interrogante veo la noticia hace pocos días que Mocha en Tungurahua pasa a semáforo verde porque no ha tenido ni un solo caso de coronavirus. Estará Mocha a más de 3 mil metros, me pregunto. Consulto, y ¡Eureka! Mocha está a 3 264 metros, y es la ciudad más alta del Ecuador.
Por lo que me inclino a pensar que, si bien la ciudad pasa por un duro momento, y lamentamos la muerte de muchos conciudadanos, hay el consuelo que de haber estado a nivel del mar, los quiteños hubieran sufrido tanto como los guayaquileños. No hay porteño que no cuente entre las víctimas algún familiar o amigo cercano.