Llené el tanque de mi auto con Súper. USD 2,90 el galón. Esa es la media del precio en los 50 estados de EE.UU.; los que la venden a mayor precio, es que le cargan impuestos. Florida cobra USD 2,96.
El precio ex terminal de la Súper es USD 2,11; la diferencia de 85 centavos el galón, un exagerado margen de 37%, lo cobran las gasolineras para compensar el bajísimo margen de 17 centavos, 10%, que les autorizan para las gasolinas Extra y Etanol.
La norma ecuatoriana es que la Extra sea de 87 octanos, el octanaje para la gasolina Regular. Pero la Subsecretaría de Calidad del Ministerio de la Producción viene de autorizar a Petroecuador que continúe vendiendo Extra de solo 85 octanos. Esta gasolina se vende en USD 1,68 ex terminal. En la Costa del Golfo de EE.UU., la Regular se vende a USD 1,43: hoy, la gasolina Extra no tiene subsidio, salvo que llamemos subsidio a lo que cuesta la ineficiencia de Petroecuador.
El 30% de la gasolina despachada por las refinerías, no llega a las gasolineras. Se queda con los contrabandistas. Otro 30% de la gasolina no tiene un registro adecuado de venta. La gasolina está gravada con IVA, y toda factura debe llevar un RUC o número de cédula. ¡Qué nomás le haría el SRI a una empresa privada que no pueda responder a quién vendió el 60% de su mercadería!
El precio ex terminal de diésel sin azufre en el Golfo es de USD 1,51, y en Ecuador para industrias es USD 2,13. ¿Quién subsidia a quién?
En el esquema de venta de combustibles, todos los precios son administrados: o precios fijos generalmente subsidiados, como con la Extra y diésel automotor, o de precios variables pero superiores al mercado, y fijados con atraso, como el diésel industrial.
Las autoridades quieren cambiar el sistema, pero buscan cómo focalizar el subsidio. Creen que la gasolina debe venderse a un precio de acuerdo a los ingresos del comprador. ¿Será acaso que a cada surtidor habrá que alimentarle el RUC o cédula del comprador, o el número de la placa, y el surtidor automáticamente asigna un valor al galón?
Las autoridades se equivocan. Deben aprovechar el bajo precio internacional del petróleo y eliminar el subsidio. Estipular un período de transición en que el precio ex terminal sea el mismo que el precio estadounidense en el Golfo de México, con cambio diario, y con un margen adecuado de comercialización.
Ese es un primer paso. Luego deben permitir a los privados importar combustibles; Petroecuador les alquilaría sus instalaciones de almacenamiento, de tal manera que cuando el sistema se haya asentado, las empresas privadas inviertan en sus instalaciones propias. Por último, Petroecuador debería concesionar las refinerías y salir del negocio de combustibles.
Adiós subsidio. Adiós sobreprecio a industrias. Adiós combustible de baja calidad.