De tin Marín, de do Pingué, cúcara, mácara, títere fue, yo no fui, fue Teté… Así parece que se están llevando a cabo los recortes de personal en el Estado. Política de ajuste, dicen. Hacen listas y quienes las hacen, claro, están para guardar sus propios cargos. Entonces empiezan a soltar nombres sin tener muy claras las funciones de ese personal ni la razón por la que han sido contratados. Sí, hay que rebajar el obeso Estado pero, ¿hay un plan? ¿Qué hay de las complejas mallas de Senplades donde cada funcionario tenía bien especificadas las tareas que iba a cumplir? Si, como en los juegos de tándem, se mueven fichas, hay que estar preparados para que se derrumben las instituciones. ¿Hay un plan para evitar el colapso?
Los recortes tienen consecuencias. Por ejemplo… cuando por fin se organizaba, luego de cuatro años de insistencias, un plan de intervención para evitar los suicidios de jóvenes indígenas en la Amazonía, pidieron la renuncia, en el ministerio de Salud, a quienes más sabían del tema, quienes estaban llevando adelante un plan, quienes tenían alguna idea de salud intercultural y hacían seguimiento al tema.
Ahora, en las listas de tin Marín, están también funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos. Lo que un día fue llamada pomposamente la Dirección de Protección de Pueblos Indígenas en Aislamiento, DPPIAV, hoy se ha vuelto casi nada. En este tema, el país sigue caminando como el cangrejo mientras que los problemas en la zona se multiplican. En 2007, el tema le correspondía al Ministerio del Ambiente en una instancia llamada Plan de Medidas Cautelares que tuvo un gran presupuesto, se construyó una Estación de Monitoreo, se hicieron sobre vuelos -muchos sobre vuelos para identificar casas y chacras de grupos aislados. Así y todo, hubo muertos (2009, una familia lanceada cerca de un pozo petrolero). Luego, ese plan pasó al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con menos plata, pero con una política que pintaba más clara: ya no se trataba de cosas del medio ambiente sino de personas, de justicia y de derechos. Pese a las políticas y al plan… también hubo muertos. Exceso de funcionarios en Quito, sin poder alguno sobre otras instituciones del Estado, no pudieron evitar una matanza ocurrida en 2013 ni pudieron investigar siquiera.
Luego… se creó esta instancia de largas siglas y poco presupuesto, que tenía que poner de su bolsillo (o acudiendo a las amistades) para solventar las contingencias del trabajo de campo (que en la selva son innumerables), la complejidad del mundo waorani con el que tenían que trabajar, los principios de precaución con los que tenían que cumplir.
Ahora la cosa pinta peor. Ahora es una secretaría. Hay menos recursos. Y listas para seguir sacando al personal… de tin Marín, de do Pingué…
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