Patiño, hombre de Correa

Estuvo de principio a fin durante los 10 años del gobierno de Correa, siendo uno de sus hombres de mayor confianza. Ocupó los cargos más relevantes. Tuvo mucho poder. Quién diría que terminaría huyendo del país.

La historia de Patiño es también la historia de Correa en el gobierno: plagada de sombras. Cuando fue ministro de Finanzas se produjo el episodio conocido como “Pativideos”; una indecorosa manipulación de los mercados de la deuda, que lesionó la imagen de Ecuador.

Patiño tuvo seis años para demoler la política internacional. Se abrieron y cerraron embajadas de acuerdo a conveniencias partidistas, mientras asesores españoles del CES, antecedente de Podemos, el movimiento de Pablo Iglesias, diseñaron la agenda. Se alejó al país de sus socios naturales y se aupó el bolivarianismo. Se configuró una nueva geopolítica. Patiño viajaba: fue a 54 países.

Seguros de que la destrucción es el acto supremo del dominio, llenaron los cargos estratégicos con funcionarios incompetentes; los profesionales fueron arrinconados; muchos abandonaron la carrera diplomática. Que Italia haya descubierto una “narcovalija” proveniente de Ecuador, abochornó a la nación. Y el asilo a Julian Assange, cuando era requerido por Suecia, por delitos sexuales, envolvió al país en una insospechada trama, de la que aún no podemos liberarnos.

A pesar de todos estos desatinos, Correa puso a Patiño en el Ministerio de Defensa irritando a los militares. La crispación marcó las relaciones. El drama subió de tono cuando pretendió romper la línea de mando, consustancial a las FFAA; desarticular los servicios de inteligencia y adoctrinar a la tropa en el socialismo del Siglo XXI.

Cuando Lenín Moreno asumió la Presidencia nombró a Patiño su consejero, pero solo duró tres meses. Se fue porque la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, autorizó el enjuiciamiento de Glas. Él dijo que Correa fue traicionado. No lo soportó.

Dotado de entusiasmo partidista, recorrió el país para defender la gestión de su líder; después, amenazó con tomarse calles y edificios y se puso bajo sospecha de las autoridades. Patiño intensificó el número de viajes: 15 veces fue a Venezuela. El Gobierno presumió una conspiración.

¿Se imaginan a un personaje con estos antecedentes políticos en la cárcel? De seguro que los correístas se movilizarían para defenderlo y los contradictores, para atacarlo. La presión para un gobierno políticamente débil, sin aliados confiables y estando ad-portas del cambio de autoridades de la Asamblea, donde se jugará la agenda del Ejecutivo, habría sido inmanejable.

Que al hombre fuerte de Correa se le haya dejado escapar, resulta casi una certeza, como también que haya ido a México, porque allí gobierna Andrés Manuel López Obrador (AMLO), un izquierdista que cabalga a lomo de populismo, y donde es embajador de Ecuador su exsubesecretario en la Cancillería.

Suplementos digitales