El Ecuador atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia. Los efectos que ocasionará el covid-19 en términos de pérdida de vidas humanas y agudización de la crisis económica serán severos. La única manera de salir adelante será estando unidos, superando las diferencias políticas y adoptando las medidas más acertadas.
Esto se facilitaría con liderazgo y una adecuada conducción política que permita unir a todos los ecuatorianos en torno de lo que se viene. El presidente de la República, Lenín Moreno, ha hecho un llamado en este sentido. “No debería haber espacio para divergencias”.
Sin embargo, sus palabras chocan con las acciones de su Gobierno. Ha puesto a cargo de la gestión de esta grave crisis a funcionarios poco preparados, improvisados y negligentes. Desde la fecha en que se conoció el primer caso de covid-19 en China han pasado más de tres meses y todavía no hay claridad de cómo hacerlo.
Esas contradicciones se manifiestan de diferente manera. Primero, las cifras. Hasta este lunes hablaban de 3 747 personas infectadas y 191 fallecidos. Sin embargo, Jorge Wated, encargado de la Fuerza de Tarea en Guayas, afirmaba que desde el 23 de marzo al 4 de abril se han retirado 1 350 cuerpos en domicilios y hospitales públicos. ¿Cuántos de éstos corresponden a muertes por covid-19? La cifra de 191 fallecidos dada por Gobierno es artificiosa. Por ello, hablar de unidad se vuelve difícil cuando hay funcionarios que mienten y tergiversan perversamente la realidad.
Segundo, la gestión de la crisis. Pese a que las autoridades de salud afirman que están trabajando para mitigar el problema, no pasan de los ofrecimientos. Todavía hacen falta más pruebas para detectar el covid-19, Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), equipo de protección para médicos y personal de apoyo… La lista es larga.
Tercero, la credibilidad y legitimidad. Se ha detectado un millonario negociado en la compra de mascarillas de parte del IESS. Se ha separado a uno de los implicados. No obstante, el presidente del Consejo Directivo del IESS, Paúl Granda, sigue en el cargo. ¿Qué está esperando el presidente Moreno para exigirle la renuncia? Nuevamente, ¿es falta de firmeza, condescendencia o qué?
Cuarto, liderazgo. Esto aflora especialmente en circunstancias difíciles. Moreno parecería que está haciendo todo cuanto puede. Sin embargo, no aparece. Incluso da la impresión de que está desbordado y desorientado, dilatando decisiones claves.
Todos estos factores dificultan la posibilidad de generar un espacio de unidad. A más de aceptar los errores, rectificar y separar a unos cuantos funcionarios, el Presidente debería conformar un comité asesor de alto nivel que le guíe en el campo sanitario y económico. Una vez que exista claridad sobre qué hacer, será más fácil realizar una amplia convocatoria para estar unidos y generar adhesiones frente a la crisis.