Si al finalizar el año pasado las perspectivas para el 2020 se veían complicadas por la situación fiscal y los exiguos niveles de crecimiento, el desplome de los mercados bursátiles y caída en los precios internacionales del petróleo, como efecto indirecto del coronavirus, han terminado por rematar a la economía ecuatoriana.
Este lunes las principales bolsas del mundo, Nueva York, Londres, Tokio, Shanghái, Hong Kong, Fráncfort, Seúl, París… cerraron a la baja y con pérdidas considerables. Solo comparables a la crisis financiera internacional del 2008. Y pese a que esta conmoción en las bolsas puede ser transitoria, los efectos económicos y financieros del coronavirus recién comienzan a mostrarse. Medidas severas para contener la expansión del virus como la cuarentena obligatoria y restricción de la movilidad, aplicadas en China, Italia y España, han tenido un efecto negativo en la economía. Cierre de fábricas, comercios, lugares turísticos, cancelación de viajes, etc.
La caída en los precios del petróleo no se debe tanto a lo ocurrido en las bolsas o a la falta de un acuerdo de Rusia y Arabia Saudita para reducir sus niveles de producción. Tiene que ver claramente con la reducción del consumo de China, la disminución de sus exportaciones y los efectos que eso está causando en la economía mundial.
En el caso del Ecuador la situación es muy delicada. A nivel externo, los ingresos provenientes de las exportaciones caerán como producto de la disminución de la demanda y de los precios. Si a inicios de enero el precio del barril intermedio de Texas (WTI) era de USD 63, este lunes cerró a USD 31,13. Menos el descuento que tiene nuestro crudo, el precio se ubicó en USD 23,40. El valor fijado en el presupuesto del Estado para este año fue de USD 51,30.
La situación se agrava por la falta de liquidez, déficit fiscal del Estado y mayores restricciones de endeudamiento externo. Las ventas de petróleo e impuestos representan el 64% de los ingresos del Estado. Desde inicios de año se ha dado una contracción en la recaudación. De igual modo, los ingresos petroleros. Sin embargo, el nivel del gasto público se mantiene elevado.
Eso es lo que ha llevado a que el nivel de riesgo país haya subido a 2792 puntos. La percepción del mercado es que no tenemos cómo pagar nuestras obligaciones actuales y futuras. En otras palabras, si el Gobierno no reduce significativamente los niveles de gasto (disminución temporal de salarios) y hace serios esfuerzos para aumentar sus ingresos vía eliminación de los subsidios, aumento de impuestos o monetización de activos vía concesión (que lo veo inapropiado en este momento) nos encaminamos a una situación de grave iliquidez.
No hay mucho margen de maniobra. Se necesita entonces que ahora sí tome decisiones el presidente Moreno. Es lamentable que éstas se tomen como resultado de situaciones forzadas. En estas circunstancias, una tregua política y un acuerdo nacional van a ayudar mucho.