En el año 2015, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS-, 190 países firmaron 17 compromisos con la finalidad de “poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para el año 2030”. Una de las responsabilidades asumidas por los países hace referencia a la paridad de género. Lamentablemente, los efectos de la pandemia han impedido al mundo avanzar de manera efectiva en el cumplimiento de este importante objetivo. Al contrario, existen señales inequívocas que la brecha de género se ha acentuado a nivel mundial, generando un problema de perspectiva social y económica.
En materia de acceso al mercado laboral y nuevas oportunidades de trabajo, así como en los indicadores de destrucción de empleo, las mujeres- junto con los jóvenes- son los grandes damnificados por la covid-19. En varios países la reactivación económica con enfoque de género se ha tornado en un aspecto central del debate colectivo, llegando a la conclusión de la necesidad de formular políticas públicas que tengan como uno de los ejes principales la mayor participación de la mujer en el crecimiento productivo.
El aporte femenino en el progreso empresarial y desarrollo sostenible de un país es fundamental. En este contexto, cada vez adquiere mayor importancia lo que se ha denominado economía violeta, cuyo objetivo se basa en el impulso de la economía de un país, basado en la reducción de la brecha de género y apalancado en la mayor participación femenina como un efecto multiplicador en el crecimiento económico y desarrollo a nivel global.
Un estudio de la consultora McKinsey señala que el PIB mundial podría incrementar en 13 billones de dólares para el 2030 si se promueve la igualdad de oportunidades laborales de la mujer. Al contrario, si no se actúa rápido y no se diseñan políticas públicas que promuevan este objetivo, el PIB universal disminuiría un billón de dólares, produciendo el desplazamiento de 33 millones de mujeres del mercado laboral internacional para el mismo año. Según el Ranking PAR, liderado por la empresa colombiana Aequales, cuyo objetivo es la promoción y diagnóstico de equidad de género en las empresas, crear espacios laborales inclusivos fomenta la rentabilidad e innovación empresarial, logrando además un mejor clima laboral.
En Ecuador la economía violeta ha comenzado a dar sus primeros pasos. El Ministro de Trabajo ha anunciado próximas propuestas de cambios normativos que busquen incrementar la participación femenina en el mercado laboral a través de determinados incentivos tributarios para empresas. La disminución de la brecha de género debe constituirse en un objetivo urgente, siendo eje fundamental en el proceso de reactivación económica. Además, debe formar parte de un necesario acuerdo nacional donde gobierno, sociedad y empresa tendrán mucho que aportar.