El populismo vive
wspurrier@elcomercio.org
El peronismo pierde la Presidencia. El chavismo sufre una devastadora derrota legislativa. Rafael Correa declina postularse para el 2017. El fin del populismo, dicen unos.
Es solo un revés. El peronismo es el principal partido argentino, con gran presencia en el Congreso. Macri depende de una alianza con los radicales. La oposición venezolana es una amalgama de fuerzas dispares que solo tienen en común el desacuerdo con el chavismo.
En Ecuador, la opción de la oposición es que la primera vuelta de 2017 sirva como primaria; quien quede segundo aglutine al resto y derrote al candidato oficial en la segunda. En cuyo caso gobernaría con una fuerte presencia de AP en la Asamblea y con Constitución y leyes que le atarían las manos. El presidente Correa anticipa una muerte cruzada, con la cual retornaría.
A nuestras autoridades les molesta el apelativo de “populismo”, no sin razón: es un término de connotación negativa que se aplica a fenómenos políticos muy diversos. Esbocemos algunas características:
- Son movimientos caudillistas; el líder se presenta como defensor de las masas por sobre la élite representada por los partidos tradicionales y los gremios empresariales.
-Pueden clasificarse como de izquierda o derecha. En la primera mitad del siglo pasado eran de tendencia fascista, con Mussolini como su más conspicuo representante. También Perón, a quien se lo ha reinventado como de izquierda. Velasco Ibarra es difícil de clasificar.
Marine Le Pen en Francia es ubicada en la derecha. Pero Tsipras en Grecia es de izquierda.
En América Latina desde fines del siglo XX los caudillos se identifican con la izquierda.
-Los populistas surgen porque el electorado piensa que los poderes establecidos no resuelven sus problemas. Correa Delgado tuvo un despegue meteórico cuando el sistema político surgido con la democracia en 1979 hacía agua por todos lados, tres presidentes consecutivos depuestos y una pavorosa crisis.
Hoy, que la Unión Europea enfrenta la migración masiva, el terrorismo islámico y la imposibilidad de salir de la crisis económica que se inició en 2008, Le Pen solo es derrotada en segunda vuelta cuando el Partido Socialista dispone votar por la derecha tradicional como mal menor.
En España el bipartidismo de populares y socialistas se debilita, y surge como tercera fuerza el partido formado por quienes asesoraron a Chávez y Correa en la toma del poder y cambio de la Constitución.
- En América Latina se caracterizan por rechazar el manejo ortodoxo de la economía e impulsan la redistribución, subsidios y el manejo político de precios. Surgen y consolidan en tiempos de abundantes recursos, se retiran cuando se acaba el dinero.
Quienes consideran que el populismo es nefasto y se ilusionan con sus reveses en 2015, tómenlo como un respiro, pues volverán.