El proyecto de crear una nueva empresa pública integrada, con autonomía financiera y administrativa, con indicadores de desempeño y rentabilidad, que maximice sus ingresos en toda la cadena de valor, con eficiencia operativa a través del ahorro en costos de operación y administración y que tenga una gestión transparente, que es de importancia vital para el país, ha sufrido una metamorfosis inversa a la de la mariposa.
¿A dónde fueron a parar los análisis realizados hace dos años, sobre todos los problemas que acarreaban Petroecuador y Petroamazonas? ¿Qué pasó desde entonces? ¿Es que acaso una de ellas, se re inventó tan bien en este corto plazo que será la absorbente, y el ejemplo a seguir en el futuro?¿Ya tienen un sistema financiero contable bajo estándares internacionales, que le permita al país conocer su situación al inicio de un nuevo camino? ¿Qué pasó con toda la información recopilada de consultoras de clase mundial, sobre sus experiencias y recomendaciones en este tema?
El proyecto original del Ministerio de Energía, de este Gobierno, contemplaba que la Unidad Temporal de Fusión, creada mediante decreto presidencial 723 de 24 de abril 2019, prepare la información para que una importante consultora seleccionada bajo concurso, con su acompañamiento y coordinación, elabore un diagnóstico de la situación del sector, diseñe el modelo de empresa, planifique la fusión, brinde apoyo durante la ejecución y mida los resultados de corto plazo.
Se pretende repetir la equivocación del pasado, mediante la cual Petroamazonas absorbió a Petroproducción, sin que eso haya significado un salto cualitativo, más bien retrocesos, complicaciones y permeabilidad a la corrupción.
Ahora se han emitido invitaciones para que consultoras presenten propuestas para optimizar a la resultante de la fusión, trabajo que será contratado con recursos del BID. ¿Qué consultora, líder en estos temas aceptaría participar en revivir al cadáver de un infante en proceso de auto gestación? Con seguridad le dirán no a la forma en la que se plantea la absorción, que no es garantía de cambio para contar con una empresa estratégica de energía, optimizada en su estructura y procesos, con capacidad para enfrentar una etapa más compleja, en la que tendrá que dar un giro hacia los renovables.
¿Porque la urgencia?, porque saltar etapas lo que conducirá a un nuevo y crítico fracaso empresarial, que será grave para el sector energético y para la economía del país.
Mediáticamente se discute quien absorbe a quien. No señor ministro, lo que exigimos es un verdadero cambio, transparencia en la contratación, eficiencia y eficacia, indicadores de gestión comparables internacionalmente, que prime el criterio técnico, las mejores prácticas y la sensatez.