En el mundo de los espías no hay buenos ni malos; todos son impostores que juegan más allá de la moral y la ley. Profesionales del engaño, los héroes de un lado son villanos para el otro, y viceversa, enfoque que se aplica con más rigor en un conflicto tan largo y enconado como el que enfrenta a Cuba con Estados Unidos y el exilio cubano.
Sin embargo, el director francés Olivier Assayas pretende asumir una posición imparcial en ‘La Red Avispa’, película basada en un libro sobre la red de espías cubanos que se infiltraron en los grupos anticastristas de la Florida en los años 90. Pero la política es solo uno de sus problemas; el otro es la sobredosis de estrellas latinas encabezadas por Penélope Cruz hablando con acento cubano, junto al venezolano Edgar Ramírez (que hizo de Carlos, el terrorista, con el mismo director), y con el brasileño Moura (de Sergio y Narcos), el mexicano García Bernal, el argentino Sbaraglia y la cubana Ana de Armas.
Con un reparto que te roba a cada rato la atención y un thriller de espionaje que se diluye en dramas hogareños, el director no logra concentrarse en un claro protagonista y un argumento sólido que den unidad e intensidad a una presentación más bien confusa. Aunque aparece mucho y siempre bien, Penélope (Olga, la esposa de René, agente que aparentemente deserta) no hace avanzar la película. Tampoco es claro el aporte en ese sentido de la pareja de guapos: Moura (un Roque frívolo) y Ana, aunque se agradece una escena erótica al estilo James Bond.
La segunda vez mejoró pues para escribir este artículo busqué información y comentarios de varios lados y cuando volví a ver la película pude regodearme con las actuaciones y entender los esfuerzos de síntesis del director–guionista, quien obtuvo permiso para rodar varias escenas en la isla.
Cuando la pasaron en el festival de La Habana, a dos de los famosos cinco espías que estuvieron presos y son héroes allá les gustó la manera cómo los representaban y destacaron el carácter europeo del enfoque, que da credibilidad a la recreación de los actos terroristas que sufrió el turismo cubano en los años 90. Hubo por supuesto gente a la que disgustó que se hablara en el film del régimen dictatorial y la escasez de todo en la vida diaria. En Miami, en cambio, dijeron que se estaba glorificando a unos espías castristas y traidores.
Por defensa propia, tenían razón los cubanos de infiltrarse en los grupos terroristas que operaban sin problemas desde Miami, pero la Red Avispa de la realidad buscó y logró en parte espiar en bases militares y servicios de inteligencia de EE.UU. y eso ya era una agresión. En cualquier caso, sorprenden el alcance y la audacia de la Inteligencia cubana. Lo grave es que ese mismo aparato respalda ahora a la dictadura venezolana. Volvemos al principio: en el mundo de los espías…