Todos recordamos el famoso koan budista (problema que el maestro plantea al alumno para que lo resuelva sin utilizar fórmulas típicas del razonamiento común), “Si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido?” Propongo utilizarlo en política y luego particularmente en la de Moreno.
Si un político ejecuta obras y acciones que aporten al progreso del país, pero no despliega una campaña de propaganda acerca de estas, si no hubo cuñas publicitarias por TV o cintas rojas cortadas con tijeras gigantes al frente de un público, ¿existieron? Tal vez no…
Tal vez en política el sonido tenga que ser percibido para que realmente exista. Puede ser que la sensación del sonido sea incluso más importante que el hecho de que haya un árbol cayendo. ¿No es ese el Estado de propaganda de Rafael Correa? Inaugurar hospitales sin equipos y sin consideraciones estratégicas sobre dónde deberían ir nuevos centros, únicamente con el fin de poder lanzarse flores, cantar eslóganes, hacer sabatinas, etc. No importa entonces que haya construcciones que no las necesitemos, ni que solo sean excusas para poder hacer actos de corrupción, o que se le haya endeudado al país para ello… lo importante es que el ruido se escuche.
¿Pero hubo progreso o solo sonido? Tal fue el bullicio que se armó que hubo (y todavía hay) personas que pensaban que había un bosque entero de árboles cayendo. Es más, Correa tenía que hacer mucho, mucho ruido, precisamente para que no se pueda dudar de toda la floresta derribada. El populismo consistiría en forzar a los ciudadanos a escuchar sonido precisamente para que no vean lo que está verdaderamente cayendo.
Últimamente proliferan las cuñas oficialistas donde el Gobierno – con Lenín a la cabeza – se aplaude por su lucha contra la corrupción. Es lo que le da el aura de legitimidad y de progreso que Moreno busca (porque aparte de ese tema tampoco habría mucho de donde sacar pecho). Y no solo es en la publicidad, es en su discurso. Se ha construido su perfil como el Presidente anticorrupción.
No hace mucho, precisamente en este sentido, declaraba que en la mayoría de instituciones públicas donde uno pone el dedo saldría pus. ¿Ahh, sí? ¿En serio? Pues entonces, ¿dónde están los juicios? Porque si el Presidente tiene las noticias y las evidencias que fundamentan su declaración, yo esperaría que hay un sinfín de litigios.
Y, no pueden ampararse en el juicio de Glas, ¡porque ese no es su mérito! El todavía Vicepresidente está en la cárcel por obra y gracia del Departamento de Estado de Estados Unidos, por la presión internacional generada por las condenas en Suramérica que en nuestro país no se habían dado. El Gobierno no tenía alternativas. Pero nos hacen escuchar mucho ruido como si ellos estuvieran tumbando los árboles.
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