El enfoque euro centrista, a propósito de la pandemia que experimentamos, nos ha puesto a hablar de las grandes epidemias que ha vivido la humanidad, particularmente de las europeas. Sin embargo, poco se ha recordado que una de las mayores hecatombes poblacionales de la humanidad, se dio en América. Resultado de la conquista española, millones de personas originarias de estas tierras murieron a causa de los virus y bacterias que vinieron con los conquistadores.
En lo que hoy es México, la población cayó de 25.3 millones en 1519 a 1 millón en 1605. En el Perú, la población pasó de 6 millones al momento de la conquista a 700.000, en un periodo similar al anterior. Claro que este desastre no solo fue consecuencia de las epidemias, sino también de la brutal explotación a los pueblos indígenas y las víctimas de los terremotos.
Pero la gripe, el sarampión y la viruela se llevaron millones de vidas, no solo de los indígenas, sino de mestizos, negros, criollos y españoles. La economía colonial decayó enormemente, por lo que los administradores locales y los reyes decidieron enfrentarlas.
Los esfuerzos por frenar las epidemias han sido reconstruidos por la historia de la ciencia y difundidos por la novela histórica. Un estupendo aporte en los últimos años es el del escritor español Javier Moro, con su novela “A Flor de Piel”, en la que relata una de las más importantes epopeyas humanitarias, una expedición que salió de La Coruña, el 30 de noviembre de 1803, a bordo de la corbeta María Pita, con la misión de vacunar contra la viruela, denominada la Flor Negra, a cientos de miles de habitantes de las colonias españolas en América y Filipinas.
“La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna”, fue dirigida por dos destacados médicos y científicos, Francisco Xavier Balmis y por el catalán Josep Salvany. Papel relevante tuvo Isabel Zendal, encargada del cuidado de los niños, quienes fueron los transportadores de la vacuna en sus cuerpos.
Cabe destacar que esta increíble aventura, suscitada por el reciente descubrimiento de la vacuna hecha por el médico inglés Edward Jenner, tuvo el apoyo político del Rey español, Carlos IV, en medio circunstancias políticas adversas, ya que el imperio se desmoronaba. Sin embargo, la decisión, el sacrificio y persistencia de Balmis, Salvany y Zendal, enfrentó el boicot de virreyes y gobernadores corruptos que no obedecían a la corona, así como, superó al fanatismo de curas que resistían a la ciencia. No es menos cierto que también tuvo el apoyo de funcionarios reales sensatos y de un sector de la Iglesia.
Este primer gran paso para la erradicación de una epidemia, se nutrió de heroísmo y humanidad. El último caso de viruela en el mundo se dio en los años 70 del siglo XX. En enfrentamiento al covid 19, debe nutrirse de los valores de esta experiencia y no ser contaminada por intereses políticos ni mercantiles.