Lo sucedido últimamente con la democracia e institucionalidad en Bolivia es una demostración de lo que hace el denominado socialismo bolivariano del siglo 21, que de nuevo amenaza en la región. Volvieron al poder con venganza y revancha luego del fraude en las elecciones del 2019 en favor de Evo Morales, según confirmara el informe de la OEA, corroborado con una auditoría vinculante que aceptara el mismo Morales y que le llevara a su decisión de renunciar y fugar a México.
En medio de la crisis y con la ayuda de organismos internacionales y la Iglesia Católica, se encontró una salida y se encargó el poder a la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez, avalado por el Tribunal Constitucional. Ella, hoy presa al igual que otros ex ministros, es acusada de terrorismo y sedición, luego de que llevara a elecciones presidenciales y entregara el poder al candidato del MAS, Luis Arce, quien calificara al régimen interino como “transitorio y constitucional”. Resulta que ahora calla y permite estos atropellos. Daría la impresión que el presidente ha abdicado el manejo de su país y da paso a la cacería y sed de venganza de Evo y su entorno, con la criminalización de las elecciones y los resultados de los que su movimiento se benefició y ganó. Si fuera como dicen, su elección sería producto de una ilegalidad. Conclusión: ¿Arce a la Presidencia y Evo al poder? ¿Eso quieren en Ecuador?
Estos regímenes autoritarios, abusivos del poder que representan al socialismo del siglo 21, buscan revancha con sus opositores, utilizan a la justicia como antes lo hicieron y hoy de nuevo manejan a su arbitrio. Sucede en Venezuela con la dictadura de la revolución bolivariana, que en 21 años tiene sumido a su pueblo en la peor crisis de su historia, lleno de miseria y la huida de millones de personas. Lo grave, utilizan el membrete de “socialistas” (o “sociolistos”) para destruir los Estados y la institucionalidad. Enarbolan postulados del Foro de Sao Paulo, que busca liquidar los gobiernos democráticos e imponer regímenes totalitarios y corruptos como se vive en Nicaragua, Cuba, Venezuela, iguales pero en la pobreza, sin libertades ni prosperidad.
En el caso nacional también enarbolan esta bandera nacida en 1926 con la fundación del Partido Socialista y que ha tenido su polo de influencia, como señalan historiadores (Enrique Ayala, Germán Rodas). Hubo grandes figuras de esta corriente de pensamiento (Benjamín Carrión, Juan Isaac Lovato, Manuel Agustín Aguirre, Alfredo Pérez Guerrero, Plutarco Naranjo y otros). Qué diferencia de los que hoy se dicen socialistas del siglo 21, que aspiran a volver al poder a pesar de las sentencias ejecutoriadas y procesos judiciales que tienen pendientes por corrupción. Por eso debe ejercerse un voto libre, pero informado y responsable, sin caer en los engaños.