Solo nos queda esperar que pase el tiempo para que concluya este período. Ya no hay posibilidad de que este Gobierno nos rescate y se rescate. Lo mejor será que durante el tiempo que le queda, nade de muertito, como dicen los mexicanos, sin hacer olas, sin hacerse notar, sin intentar nada.
No se debe simplificar la realidad para entenderla; por afán de entender lo que nos pasa tomamos una parte o algunas partes por el todo. Se puede es reducir a lo esencial lo que tratamos de entender. Lo esencial que sufrimos se puede expresar en cuatro números dados por la CCQ.
El primer número se obtiene poniendo al Estado, desnudo, en la balanza, para constatar su obesidad. El Estado ecuatoriano se come cada año el 37% del Producto Interno Bruto. Solo hay dos Estados en la región que gastan más que nosotros, son Venezuela y Argentina. Ellos. Igual que nosotros, son Estados ricos en países pobres. Es imposible que un Estado que se come el 37% del PIB sea eficiente, sea útil. A Perú solo le cuesta un 21% y a Colombia el 28%.
El segundo número mide el nivel de confianza de la gente en las actividades económicas. Se llama bancarización. Ecuador deposita en los bancos el 27% del Producto Interno Bruto; hay un 15% guardado por los rincones. En Colombia y El Salvador los depósitos llegan al 50%, en Chile al 60% y en Panamá al 104%. La consecuencia es evidente; si los ahorros no están en los bancos, no hay crédito para emprendimientos. El crédito aquí llega al 25% del PIB mientras en nuestro vecindario va del 50 al 100%.
El tercer número nos dice la verdad de los gobiernos. Los gobiernos obesos se convierten en especialistas para cobrar impuestos. No en eficacia sino en número de reformas tributarias y en la cantidad de impuestos que cobran a los ciudadanos honrados que no evaden ni eluden impuestos. En una década Ecuador ha incrementado los impuestos en un 12% mientras nuestros vecinos solo incrementaron en 6% Colombia, Chile un 5% y México 4%. La última reforma tributaria en nuestro castigado país todavía no cumple una semana.
El cuarto número revela el grado de confianza que los inversionistas tienen en nuestro país. La inversión extranjera es necesaria para hacer crecer la economía. En nuestro país la inversión extranjera es de USD 57 por habitante, lejos de los 828 de Chile o los 285 de Colombia.
Los números hablan, con elocuencia, de los problemas que tenemos y las soluciones que esperan. Nuestro país no tiene ambiente apropiado para los negocios, no alienta a los emprendedores, los funcionarios no ayudan, sino que vigilan, amenazan y castigan a los ciudadanos. Para corregir esto y convertir al Ecuador en un país generador de riqueza, necesitaríamos un Estado que baje de peso, que pueda vivir con lo que podemos pagar, sin más endeudamiento, sin incrementar impuestos y seguir socapando la ineficiencia. Necesitamos un Estado amigo, que ayude a los emprendedores y si no ayuda, al menos que no estorbe.