¿ Nos quedamos en casa?

Sí, instrucción muy procedente del Gobierno Nacional, es disminuir la circulación de personas y el acceso a lugares públicos, porque el coronavirus es de elevado nivel de contagio, por la proximidad. Se multiplica la expansión, porque en un alto porcentaje los seres humanos son transmisores del proceso viral sin presentar síntomas. Impedir la expansión del coronavirus tiene como primera condición evitar proximidades que sean innecesarias, es un requerimiento de salud pública.

No sólo China, sino también la Europa milenaria y la potencia mundial que es Estados Unidos, han evidenciado que en materia de salud pública no hay primer mundo.

El coronavirus no sólo está causando la paralización de Quito, Guayaquil y de otros centros urbanos y rurales del Ecuador, también de Nueva York, de París y de otras ciudades del mundo, sobre las que por décadas se había repetido que son ciudades que nunca duermen. En momentos de tragedias o violencia se han visto afectadas por horas o días, pero nunca con las incertidumbres de ¿hasta cuándo?, ¿qué va a pasar después?, ¿qué genera la expansión del coronavirus, en estos días ?

¿Y hay impactos negativos de la prohibición de circulación de personas? El más grave el que sufren cientos de miles de personas -y sus familias- que viven del ingreso del día a día. La mayoría de los que están en esta condición ya tenían una calidad precaria de vida, la que se agrava severamente.

Después vendrán las secuelas, imposibles de dimensionarlas.

Países y ciudades en que sus gobiernos en tiempos de estabilidad y de mayores ingresos aseguraron la calidad de sus infraestructuras y su funcionalidad, que además formaron reservas, sufrirán severos impactos.

En el Ecuador, en la década del correato, se hizo lo contrario. Se despilfarraron los ingresos y se endeudaron para aumentar el despilfarro. Se pre - vendió el petróleo. No se pagaron los aportes al IESS. Se emitieron certificados de tesorería -papeles del Gobierno- que se colocaron en el Banco Central del Ecuador para llevarse la liquidez de la reserva monetaria, garantía esencial de la dolarización, y al vencimiento de los certificados, coincidiendo con el fin de esa década, entregaron en pago acciones ilíquidas. Las entidades de seguridad social, IESS, Issfa e Isspol, con agudos desfinanciamientos. Días antes de la explosión del brote del coronavirus, escribimos que el Gobierno Central y la mayoría de las entidades públicas, habían caído en una generalizada práctica de mora. En estas condiciones nos cae el coronavirus.

¿Está todo perdido? Pienso que no, debe generarse credibilidad, pero esta debe sustentarse en la transparencia del Gobierno en informar sobre sus disponibilidades y pasivos y en admitir sus falencias y errores. Debemos ser positivos, todos

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