La Nación, Argentina, GDA
La idea del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, de formar un club de lectura y lanzar el desafío de leer un libro distinto cada 15 días ha tenido una justificada repercusión en gran parte de los medios de comunicación y en el público, ya que tan pronto se conoció la noticia se apuntaron unos 170 000 seguidores.
Nadie debería sorprenderse tanto: los clubes de lectura para comentar y debatir los libros que leen todos sus miembros es una tradición muy anglosajona -precisamente, Facebook ha resultado una red ideal para este tipo de comunicación-, pero lo que sí llamó la atención fue que Zuckerberg haya sido seducido por uno de los más antiguos placeres: el de leer libros. Según ha descubierto, leer es intelectualmente muy satisfactorio, porque “los libros permiten explorar con mayor profundidad los temas frente a la mayoría de los medios actuales”.
Después de esta lúcida declaración salida de la boca de un formador de opinión y de hábitos, y fundador él mismo de la hoy más poderosa de las redes sociales, lo siguiente fue que el primer libro que eligió Zuckerberg para compartir en el club, ‘El fin del poder’, del economista y escritor venezolano Moisés Naím, se agotó en todas sus versiones: en papel y digital en la cadena de librerías Barnes&Noble y en Amazon, respectivamente. Un fenómeno que era dable esperar, porque no es la primera vez que la opinión de una figura muy conocida ha logrado influir en muchos aspectos de la vida de sus admiradores o seguidores.
Es evidente que lo más importante de esta noticia es, por supuesto, el papel que se les otorga a los libros y a su lectura frente a la que se hace habitualmente de los medios de comunicación y de las redes sociales, que por fuerza ha de ser más superficial por lo rápida, porque apunta sobre todo a informarse o a compartir muchas veces experiencias concretas y personales.
Las generaciones bastante anteriores a la del treintañero Zuckerberg pueden dar fe de lo que el joven cofundador de Facebook parece haber descubierto recién: es cierto que la lectura requiere un tiempo mucho más lento para que se pueda llegar al fondo de lo que plantea cada autor y dar así sus verdaderos frutos, que serán tantos y tan distintos como lectores hay.
Tampoco para los docentes y autores de literatura infantil y juvenil, por lo menos para los argentinos, es una novedad que Facebook ha logrado que los jóvenes no solo lean más, sino también que intercambien opiniones, consejos sobre nuevas lecturas y hasta den sugerencias a los propios escritores y editores, cuando pueden.
De manera que es muy auspiciosa para el futuro esta vuelta de tuerca que está dando una de las más poderosas redes sociales, de la cual valdrá la pena seguir el proceso. Por lo pronto, Zuckerberg ya eligió el segundo libro: ‘Los ángeles que llevamos dentro: el declive de la violencia y sus implicaciones’, del psicólogo y escritor canadiense Steven Pinker.