Lo que le pasa al Ecuador con China es un desastre no sólo anunciado, sino creado por los dos últimos gobernantes de turno y su incapacidad de pensar más allá del Palacio de Carondelet. Los países pequeños como Ecuador siempre son presa de las grandes potencias y más, cuando éstas están en plena disputa como lo estuvieron EE.UU. y la Unión Soviética y ahora EE.UU. con China. La única posibilidad y oportunidad de una política exterior autónoma es conseguir un delicado balance de amistad y cooperación -sin que sea alineación- mientras se diversifica la canasta de socios del país en todos los aspectos: comerciales, financieros, tecnológicos, estratégicos con esas potencias y con otros países. Es, realmente la única posibilidad, como bien lo explicó Tucídides hace más de dos mil años.
Pero como escribí en un capítulo titulado “La paradoja de la política exterior de Rafael Correa”, el juego contra-hegemónico al que sometió al Ecuador por 10 años para supuestamente “volver a tener Patria” terminó precisamente hipotecando esa posibilidad, la de un país con política exterior autónoma y no sujeto a los vaivenes de las grandes potencias. El juego de contrabalanceo con China significó que sólo el Ecuador acapare el 30% de todos los préstamos chinos a la región. Al final de su mandato, el portafolio con China era tan amplio y complejo que terminó acumulando una serie de condicionalidades escritas y no escritas. Y ahora estamos viviendo precisamente las no escritas. En síntesis, Correa hizo con China lo que Uribe hizo con EE.UU., hegemonía por invitación, usando el concepto de mi colega Arlene Tickner. Moreno y su equipo sólo siguieron el mismo tren, aunque tentando un contra balance con EE.UU. que -a todas luces- no termina de cuajar, por eso la embajada de EE.UU. se molesta esta semana en poner un trino sobre defensa marítima, porque tal vez ni se lo hemos negociado. Como siempre, los acuerdos con las dos potencias siguen siendo oscuros para el país y eso es parte del problema.
Quienes presumían tanto de la genialidad de la estrategia contra-hegemónica -Long, Falconí- puede que tengan ahora la varita mágica para decir cómo salir de esto, porque no será simple. Ojalá que lo entienda el nuevo canciller Gallegos, quien ya cometió su primer gafe de bulto declarando desde Zoom que buscará una “alianza integral con China” justo en estos días aciagos. Aparte de cuidar mejor la estrategia comunicacional, lo de fondo es realmente los préstamos y compromisos con China. Sin una renegociación y reconfiguración de balance, Ecuador será presa interminable de hegemonías, para quienes no aplica el derecho internacional ni los cantos de sirena del multilateralismo. Esto no es un misterio para nadie que ponga atención a las relaciones internacionales. China ha hecho exactamente lo mismo con muchos otros países y si los estrategas no estaba poniendo atención, bueno qué se puede decir… Suecia, Australia, Canadá tienen historias recientes y dramáticas que contar en esta línea.