Estaba preparando este artículo por meses con un Jaime Nebot candidato a la presidencia. Es más, estaba dispuesta a apostar que si se lanzaba Jaime Nebot ganaba, no solamente porque reunía el requisito que tanto atrae a los ecuatorianos: líderes de mano dura, usualmente un eufemismo para decir autoritario.
Políticamente, era una oportunidad única para probar la tesis de que un partido fuerte -el socialcristiano- puede llegar otra vez a la Presidencia a pesar de la crisis de los partidos a los cuales todos insisten en deslegitimar. Pero aún eso terminó dinamitando Jaime Nebot en su intervención: no llamó a afiliarse a su partido o a consolidar el sistema de partidos, sino a recurrir a la vieja táctica populista de la política plebiscitaria que tantos enredos ha causado en los últimos años, incluyendo la metida de mano en la justicia. Su consulta termina siendo la salida falsa del mundo feliz, con cinco puntos donde todos son verdades de Perogrullo, o bien ya están establecidos en la Constitución y las leyes o, simplemente no se cumplen o se cumplen mal. En síntesis, la montaña parió un ratoncito. Y si esa era su visión, mejor que no se lanzó a la Presidencia.
Pero propongo cinco ideas más grandes para el abogado Nebot, que no requieren de consulta popular, pero necesitan ser lideradas por la generosidad de su retiro: 1) Terminar con coaliciones fantasmas inauguradas hace más de dos décadas por su propio partido y enderezarlas a futuro para hacer acuerdos transparentes, por el bien del país y no del reparto; 2) Poner lo primero como gesto de paz y buena voluntad para llamar a un acuerdo nacional con todos los partidos y movimientos para terminar con la corrupción y sus perversos incentivos; 3) Trabajar por un pacto nacional que genere una macroeconomía sana y sostenible, para que nadie tenga que poner en juego al IESS y los jubilados, al agro, a la salud y de paso a los gobiernos seccionales, todos puntos de su consulta y; 4) Hacer que su partido y los demás respeten y hagan respetar el ecosistema con política estricta de impuestos a la contaminación y la inversión en economía circular, el futuro de las ciudades y los gobiernos seccionales, que tanto le preocupan.
Finalmente, un quinto punto que ningún otro partido de derecha ofrece: terminar con el asedio a las mujeres y patrocinar la despenalización del aborto. Porque si fuera por leyes y consultas, Ecuador sería ya Suiza, pero las prácticas políticas son las que fallan. Nebot puede aún hacer historia, tan sólo revolucionando su estrategia de “avance en retirada” y le doy aún un ejemplo concreto y cercano. La iniciativa Perú Siglo XXI -liderada entre otros por el ex presidente Valentín Paniagua en el Perú- creó una plataforma de diálogos donde muchos llegaron a acuerdos para salir del fujimorismo. Qué mejor que donar tiempo y recursos personales para unir al Ecuador y romper la política tribal, atomizada y rentista que tanto mal ha hecho al país.