De acuerdo con los usos de la política en los últimos años se había logrado reducir los tiempos de las campañas políticas. Se había.
Esa lógica tuvo un punto de quiebre luego de un largo año de crisis y contracción económica, en la explosión social de octubre.
La protesta alentada por una medida tan importante como necesaria, no comprendida ni explicada y puesta en vigor sin compensaciones sociales o focalizaciones indispensables patearon el tablero electoral.
El protagonismo de la dirigencia indígena -aun en su más violenta manifestación verbal y factual expresada en destrucción y el vandalismo- es un hecho innegable.
Varios de esos dirigentes lograron calar con su discurso en algunos de los aspectos de angustia popular. Y más allá de las formas abruptas de la irrupción, de atentados ilegales y actos execrables, se situaron en el mapa pre electoral.
En las encuestas empezaron a aparecer varios nombres. Pachakutik, brazo político de la Conaie, vuelve a la escena nacional. El movimiento ha tenido representación parlamentaria y varios gobiernos seccionales, pero ahora relanza sus tesis radicales.
A un costado de las marchas indígenas y populares desfilaron como cazafortunas políticos los partidarios de la Revolución Ciudadana. Lograron agitar, calentar la calle y hasta algunos de sus dirigentes hablaron de la remoción del Presidente.
Mientras la justicia junta pruebas y argumentos para sustentar aquello de una rebelión planificada y organizada, el líder en su auto ‘exilio’ sigue teniendo muchos seguidores. Tanto que RC es una fuerza que puede ser factor preponderante en la próxima contienda presidencial. El ex presidente no puede ser candidato pero ya ha hablado de una fórmula que imite aquella empleada por Cristina de Kirchner, ya vicepresidenta de la Argentina, pese a la avalancha de juicios por la tremenda corrupción. Cualquier parecido no es coincidencia.
La protesta de octubre deja un vacío en lo que antes era el centro izquierda, sub representado políticamente con una evidente situación de vacío. Y no se diga la frustración de la juventud ansiosa y sin trabajo.
Democracia Sí con Gustavo Larrea prepara baterías en esta suerte de campaña anticipada y el Gobierno y lo que queda de la desvencijada Alianza País podría tener candidato oficial. Duro papel para quien lo asuma, debido al desgaste notorio.
Del centro hacia la derecha, Guillermo Lasso y su movimiento CREO, buscarán la presidencia. Algo que cabe señalar es que ha sido factor activo de gobernabilidad.
Más allá, Jaime Nebot, crítico de la liberación de precios de los combustibles, se opuso, como siempre, a cualquier aumento de impuestos. Su candidatura no está definida, y solamente él es quien sabe si se lanzará; solo él sabrá cuando, si es que lo hace.
Además habrá, seguro, más interesados. Si para alcalde de Quito tuvimos 19 contendientes, ¿qué puede pasar en la justa presidencial 2021. Una campaña demasiado adelantada por la fuerza de los hechos?