Bob Marley fue el mayor exponente del reggae, un género musical originario de Jamaica. Y ese país acaba de culminar un programa de ajuste con el Fondo Monetario Internacional. Parecería ser que la clave de ese éxito fue la madurez del pueblo jamaiquino que dio por válida la máxima de que “parte de ser adulto es pagar sus propias cuentas”.
Y para llegar a esa madurez, hubo una espectacular campaña de comunicación en la que múltiples actores transmitieron a la población, personalmente, los beneficios que implica tener (y cumplir) un acuerdo con el FMI. Quizás también fue útil el ocasional uso de música reggae compuesta justo para difundir los beneficios de la disciplina fiscal.
La historia económica de Jamaica es compleja. Entre 1981 y 2013 dejó de pagar su deuda pública en cuatro ocasiones, y eso a pesar de haber reestructurado sus bonos ocho veces en el mismo período. En el 2013, se acercó al FMI en busca de ayuda y desde esa fecha tuvo un programa vigente que terminó, exitosamente, el 11 de este mes.
Cuando arrancó ese acuerdo, la economía estaba en soletas. Años de excesivo gasto público habían convertido a Jamaica en uno de los países más endeudados del mundo, su economía se contraía y el desempleo se disparaba. Por eso, el programa fue uno de los más duros de la historia del Fondo.
A cambio de un generoso financiamiento, se le exigió al país tener un superávit fiscal primario de 7,5% del PIB, una cifra altísima, que se cumplió, pero que implicó un enorme ajuste fiscal.
La situación económica es hoy mucho mejor de lo que era hace 6 años. Se cobra más impuestos, las finanzas públicas están saneadas, las reservas internacionales se han recuperado, en algo ha caído la pobreza y el país crece, aunque lentamente.
Finalmente, ya liberados de dedicar su energía a “apagar incendios”, los jamaiquinos pueden pensar en temas de más largo plazo como mejorar la educación, reducir la criminalidad o modernizar la infraestructura. Pueden pensar en el futuro porque ya no les consume el presente.
Este gran logro está ligado al Comité de Supervisión del Programa Económico, EPOC por sus siglas en inglés, un grupo de 11 personas del sector privado, el público y la sociedad civil, que desde el 2013 monitorean la implementación del acuerdo y luego lo difunden y discuten en reuniones periódicas con los ciudadanos.
Parecería ser que el agotamiento de vivir de ajuste en ajuste (todos inconclusos) es lo que llevó a la formación del grupo.
Al final, se creó un amplio consenso gracias al cual la disciplina económica se mantuvo durante dos gobiernos de distinta orientación política y hoy en Jamaica ya se puede pensar en algo que nos puede parecer tan distante como “la vida después del ajuste”.