La voz robusta del ex basquetbolista Marcelo Holguín “Chiquitón” -el más alto de Quito- nos criticó e invitó: “están muy secos los artículos. Cuenta este domingo una buena anécdota” y nos dio una pista: “por ejemplo, cómo celebramos el 10 de agosto en Budapest, hace exactamente 60 años”. Vamos, pues, a darle gusto antes de que termine el mes de agosto o de que la memoria ya no funcione.
¿Qué hacíamos en la famosa Budapest allá por 1954? Algo increíble: jugando básquetbol con Liga Deportiva Universitaria. ¿Cómo asì? Una tal Unión Internacional de Estudiantes (UIE), organización camarada, formuló una invitación que llegó a LDU. Y pagando un medio pasaje de ida y nada más, diez amigos viajamos a Europa en el buque Américo Vespuccio. Veintiseis días de ida y otros tantos de vuelta. En Roma nos quedanos una semana por nuestra cuenta, impulsados por el embajador Leonidas Plaza Lasso. El presidente del Ecuador era, por supuesto, Velasco Ibarra.
Budapest -o Buda y Pest- ha sido siempre una ciudad con fama de hermosa, cruzada por el Danubio azul. Al llegar la encontramos todavía afectada por la violencia de la Guerra Mundial -que terminó nueve años antes-, ocupada por las tropas soviéticas, con los almacenes casi vacíos. Pero siempre atractiva, con una isla Margarita invitando para una noche de farranda, con bellas mujeres -más que hombres, también por causa de los cañonazos-. La Olimpiada Mundial Universitaria fue gigantesca. En la cancha nos ganaron, lógica y ampliamente, los países de la Cortina de Hierro : Unión Soviética, Hungría y Checoeslovaquia- y ganamos a Israel, Egipto y Dinamarca. Disputamos el quinto puesto con los chinos y nos ganaron estrechamente.
¿Y la fiesta? Resulta que los camaradas organizadores nos entregaron una buena cantidad de forints (florines) por concepto de viáticos y de nuestros gastos extras en Roma. Preguntamos si podíamos convertirlos en dólares y se rieron. ¿Qué hacer con esa plata? La decisión fue usar los florines organizando una gran fiesta en el hotel Beke-Szallo, con las delegaciones que se alojaban allí. ¿Con qué motivo? Por el 10 de agosto, claro, la gran celebración ecuatoriana. Una comisión se encargó de los preparativos y vimos llegar bastantes sánduches y una apreciable suma de botellas, con licor y refrescos. El bonito hotel Beke nos dio la música. Carlos Miguel García -Chispo García- dio un discurso,en su calidad de jefe del grupo, exaltando la fecha y conto las bellezas del Ecuador y de su nativa Latacunga. Los otros viajeros fueron Holguín, Santiago Oleas, Patallucha Cevallos, Nicanor Fabara, Marco Vinicio Larrea, Ignacio García, Luis Armas y Marcelo y Jorge Ribadeneira.
Fue una linda fiesta. Los asistentes bailaron con las indonesias, con las italianas, con las africanas, con las polacas y con una que otra chilena, entre las que recordamos. Los italianos nos enseñaron una canción y ya en horas de la madrugada salimos todos por las desiertas calles de Budapest , cantando en una gran coro internacional: “una mattina- mi sono alzato- ío trovato- al invasor”, el himno de los partisanos o sea de los guerrilleros italianos. ¿Qué tal, Chiquitón?