En 1911, Eloy Alfaro impuso a Emilio Estrada como sucesor. Pero pronto se arrepintió. Como Estrada no podía ejercer el poder por su mala salud, planteó su renuncia y una nueva elección. Se dio una sorda pugna por el control del Congreso y los cuarteles. Flavio Alfaro, sobrino del Presidente, intentó proclamarse dictador con apoyo del Ejército.
Mientras los jefes luchaban en la cúpula, el general Emilio María Terán ganaba su influencia entre oficiales de baja graduación y tropa. Buenas relaciones sociales, fiestas, compadrazgos, actividades de ayuda personal, su prestigio militar y político, lo hicieron fuerte en los cuarteles. En 1911, Terán organizaba un golpe de Estado con el apoyo de Isabel Coronel de Espinosa, conocida dama de Quito.
El 3 de julio a las 11 de la mañana, en el Hotel “Royal” de Quito, el coronel Luis Quirola le dio varios balazos al general Terán, que causaron su muerte en pocas horas. El agresor utilizó una pistola que el propio Terán le había obsequiado. Dijo que lo había matado en defensa de su honor, ya que Terán habría seducido a su esposa. El hecho causó enorme agitación en las Fuerzas Armadas, el Gobierno y la ciudad. Una poblada intentó linchar a Quirola al ser conducido al Panóptico.
El coronel Quirola insistió en la explicación personal del hecho, pero desde el primer momento se dijo que había sido el instrumento para eliminar a un peligroso aspirante al poder. La oposición trató de ver a Don Eloy detrás del hecho, pero no hay ningún indicio de que estuviera implicado. Sin dar pruebas, Wilfrido Loor afirma que por varios medios, entre ellos las habladurías de unas “vagamundas”, se convenció a Quirola que Terán deshonraba su hogar. Eso lo llevó al crimen. Se hablo también de una oferta de Flavio Alfaro a Quirola de protegerlo y garantizar su libertad. En todo caso, en la opinión pública quedó la impresión de que no se había tratado de un puro acto de celos, sino de un crimen político.
Muerto Terán, su conspiración quedó descabezada, pero su acción política contra los Alfaros estaba hecha. Una hábil maniobra logro utilizar esa acción en favor de Emilio Estrada. El 11 de agosto, pocos días antes de la fecha en que Don Eloy debía dejar el poder, un pronunciamiento en los cuarteles exigió su separación inmediata. Alfaro renunció y abandonó el palacio en medio de una poblada que lo insultaba furiosamente. Carlos Feile Zaldumbide se hizo cargo del poder hasta que el 1 de septiembre en que Estrada se posesionó como presidente.
En medio de la confusión, varios soldados y agitadores fueron al Panóptico y pusieron en libertad a algunos presos. En la acción, unos cocheros mataron al coronel Quirola, cuyo cadáver fue arrastrado por las calles y mutilado. Murió en el Panóptico, donde serían asesinados días después Alfaro y sus compañeros.