El primero de mayo, en todo el mundo, los sectores organizados de las sociedades se expresan, defienden sus derechos, plantean sus demandas y desafían al poder. Es un día mundial de la organización, de la lucha, del reclamo, de la unidad y la democracia.
El primero de mayo es el Día Internacional del Trabajo. Comenzó siendo la conmemoración de una bárbara masacre de obreros y se transformó luego en la efemérides de los trabajadores; es decir, de la inmensa mayoría de los hombres y mujeres del mundo que viven de su laborioso esfuerzo. Con el tiempo, además de espacio para la defensa de los derechos laborales, ha devenido en expresión de los migrantes, de las organizaciones de mujeres, de los defensores de la naturaleza y de los derechos humanos, de quienes reclaman la vigencia de las libertades y de la seguridad social. El primero de mayo es el día de la gente.
Este primero de mayo la gente va a salir. Será, una vez más, el día del trabajo y la clase obrera ecuatoriana marchará por las calles y plazas defendiendo sus dignidad y sus derechos. Pero también, mucho más que otros años, la movilización acogerá a los jubilados y afiliados que defienden al IESS, a los desempleados para quienes el trabajo no puede ser una mera expectativa, a los defensores de la naturaleza y de los derechos humanos, acusados de terroristas y delincuentes, y a todos los sectores ciudadanos que reclaman respeto a la libre expresión, a la dignidad, frente al autoritarismo.
El Presidente de la República, asustado por la fuerza y la participación de las anteriores marchas del FUT y las organizaciones sociales, ha decidido organizar una “contramarcha” en Quito contando, entre otros, con empleados públicos convocados “por lista”, agentes de la división de las organizaciones y sus cada vez más reducidas clientelas electorales.
Tendremos una invasión de buses venidos de provincias que traerán a somnolientos participantes de mala gana a un nuevo acto de agresiones e insultos. Esta contramarcha concentrará todas la fuerzas correístas en Quito, en tanto que los trabajadores y ciudadanos libres no solo marcharán en la capital, sino también en al menos 30 ciudades del país.
El Gobierno, que tanto repite las cifras, tendrá que contar a todos los manifestantes del país frente a los de su contramarcha en la capital.
Pero incluso en Quito, los asistentes a la macha del trabajo, la democracia y la dignidad, seremos más, pero muchos más, que los que el régimen traiga. Ya el pueblo ha perdido el miedo y se está expresando. Y ahora, de manera especial rechazará al intento del correísmo de confiscar a los trabajadores y a los ciudadanos su día de conmemoración para volverlo espacio de propaganda manipulada.
El primero de mayo será el día de la gente que marcha sin violencia, pero movilizada y consciente, al rescate de los valores republicanos.