La oposición, quienes quisieran estar en segundo lugar y no lo están, demuestran su verdadera posición. No es oposición aquella que abusa de la desinformación que tanto mal ha causado al país.
No es oposición aquella que lanza su candidatura junto a creadores activos de la pérdida de una década. Que se libren tardíamente de ellos, no los cura de la enfermedad. No es oposición contra los diez años perdidos, quien parece apoyar y, no ataca, no menciona, pues, el silencio otorga. A no ser que, existan acuerdos que el público, aunque lo sospecha, no los conozca realmente. Sorprende que haya una persona que, en el estado actual del país, luego de diez años de abuso de poder, pueda prestarse o, ser parte de una conspiración más, contra un pueblo que ha sufrido del engaño a través de toda acción bajo la llamada revolución que ha revolucionado los bolsillos, acabado con la libertad y separando se siente triunfador. Aquel que no atreve a presentarse ante los ecuatorianos, quienes merecen su respeto, desprecia el mandato del pueblo que merece la respetuosa verdad de todo aquel que pretenda dirigir su futuro, que presenten en claro debate sus ideas, sus planes, sus propuestas, esa es la responsabilidad y no, esconderse detrás del ataque o, de la populista idea de que el resto son menos que él.
Bien lo dijo un candidato durante el debate, entre esos candidatos saldrá el nuevo presidente, por lo tanto, todos ellos merecen respeto.
Cualquier hombre o mujer que pretenda ser político o, en otras palabras, servir al pueblo, debería, hoy, más que nunca, pensar en Ecuador y no en intereses obscuros, personales o, el miedo que pueda perseguirles por acciones incorrectas. Que llegue el momento de la verdad, que el fiscal actúe como tal y publique los nombres de los implicados en todos y, son muchos, de los escándalos que nos avergüenzan. Golpee a quien golpee, si son deshonestas, que se los descubra y salten los grillos. El país necesita de una década o más para curar el vergonzoso ejemplo a la juventud. Los vivos, quienes se han aprovechado del poder entregado por el pueblo, no merecen ocupar un puesto de gobierno, local o nacional.
Queremos que todos muestren sus “manos limpias”. Que actúe la supuesta justicia para todos. Quienes han actuado por mandato del pueblo, en votaciones limpias, por pocos o muchos años, deben desnudarse.
Llegó el momento. Tenemos un voto, sólo uno, aunque se multipliquen mágicamente gracias al voto electrónico y el abuso de poder o exceso de miedo de quedar al descubierto. Es nuestra única herramienta, arma, en una batalla que no estamos dispuestos a perder.
Podemos cegarnos voluntariamente, padecer sordera y hasta ceguera pero, este es el momento de Ecuador.
Esta es nuestra oportunidad de ver un alto definitivo a la rampante corrupción que se ha convertido en un modus vivendi. El Ecuador nos necesita, basta a la mentira, al populismo al abuso de poder.