¿Qué es lo que podemos prever del comportamiento de la economía en el próximo cuatrienio?
Lo que pase, variará según el desempeño de factores fuera de control de las autoridades: precio del petróleo, el dólar, las tasas de interés en los mercados internacionales. En general, del desempeño de la economía mundial y de cómo reaccionen los principales países. Pero si el gobierno nacional adopta una política ganadora podrá sacar al país adelante, venciendo adversidades.
No es posible decir qué pasará, pero si delinear los escenarios más probables. Comencemos por descartar los improbables.
Que todo marcha a pedir de boca y que le dejó la mesa puesta a Lenín, fue lo que el presidente Correa quiso grabar en la memoria de los ciudadanos. Nada más alejado de la verdad. Ya lo denunció el presidente Moreno. El país tiene un gasto público insostenible con un precio del petróleo caído. Una onerosa y creciente deuda en parte ocasionada por el desperdicio de créditos externos, como los casi USD 4 mil millones en refinerías: una fracasada repotenciación en Esmeraldas y una construcción que no se dio en El Aromo. Además, con un país que Correa recibió barato, y lo dejó caro, tornando poco atractiva la inversión para exportar. El escenario que hay una reactivación en marcha, es falso.
Colapso y desdolarización: Es extremadamente improbable que este gobierno sucumba a los cantos de sirena del griego Varoufakis, a quien trajo el entonces presidente Correa para que convenza a Moreno y de la Torre para que desdolaricen vía moneda electrónica. Tampoco, un colapso.
Los escenarios principales son dos.
-El del avestruz: continuar con la política del gobierno anterior, o sea pretender ignorar el grave problema, y no ajustar la economía. Mantener el gasto con deuda pública, restringir las importaciones. En ese caso la economía se comportaría como lo ha hecho en los tres años: crecimiento cero en promedio. Seguir así hasta que los acreedores se colmen, no presten, y entonces haya una fuerte contracción de varios puntos del PIB. Seguiría un estancamiento del que saldríamos muy lentamente a medida que bajen los costos internos y la economía recobre competitividad.
-El del tenaz castor: Reorientación de las políticas públicas para crear un entorno favorable a la producción. Adopción de un programa para reducir el déficit fiscal quemando el tejido adiposo del Estado, acompañado de medidas que aumenten ingresos fiscales (¿impuestos? ¿reducción de subsidios?). Esto induciría un bajón del consumo interno durante el período de ajuste, seguido de una reactivación sostenida.
Ser castor es lo correcto, pero no popular. Ser avestruz paga, cuando se entrega el poder antes que la crisis estalle. Pero Moreno tiene 4 años por delante. Le toca ser castor.