Oh primerizos candidatos a la presidencia de la República del Ecuador para el período comprendido entre el 24 de mayo de 2021 y el 24 de mayo de 2025, reciban las felicitaciones de quienes han cumplido los noventa y un años de edad. Los admiramos desde el fondo de nuestras apolilladas entrañas.
En noventa y un años de ocio sensual y alegre, hemos gozado de treinta presidentes Constitucionales, de cuatro Interinos, de nueve Encargados, de dos jefes Supremos, de una junta militar de Gobierno y de un consejo Supremo. Son cuarenta y siete cambios de mando. Cuarenta y siete son los últimos dos dígitos del premio gordo de la lotería Nacional. Fin de la fugacidad e incertidumbre de estos des-astrados noventa y un inviernos. Comienzo de una prosperidad jamás vista desde que el Departamento del Sur se fue de la Gran Colombia.
En efecto, la patria, vaca sagrada, acaba de parir trece preciosos becerros y una ternerica muy linda y muy maja. Hay leche calostra y bonos para todos los ciudadanos de este hato corniveleto y sagrado. El Consejo Electoral acaba de marcarlos con hierro candente para que sus sobrenombres sean recordados en el registro Sanitario del ministerio de Agricultura y Ganadería: Yacu, Gustavo y Pierina. Jaime, Jimmy e Isidro. Carlos, Leonidas, Giovanny. Paúl, Fernando Primero y Andrés. Otto y Fernando Segundo.
De nuevo, los felicitamos, heroica señora y heroicos señores, porque luego de sesudas reflexiones animadas por un fuego patriótico e inextinguible, quieren hacerse cargo, ustedes, de una muerta bien muerta y de tres cadáveres.
La muerta es la economía fulminada por el infarto masivo de una deuda externa de setenta mil millones de dólares. ¿Cómo resucitarán ustedes a esta muerta bien muerta? ¿Con qué plata y qué dinero? ¿Con las cáscaras del huevo? Y sin subir los combustibles y sin someterse al Imperio y sin acudir a China por el temor del contagio.
El primer cadáver es traer mil millones de inversión extranjera, sin mover un dedo porque nuestra Baki puede vender Atuntaqui a la Casa Blanca, más brócoli, chochos y tostado al departamento de Estado.
El segundo cadáver es dar empleo al sesenta por ciento de la población que bosteza de hambre, y, a la vez, reducir la burocracia en un cuarenta por ciento a fin de que con el ahorro se pueda comprar un submarino nuclear para eliminar los submarinos narcos, sin vender las Galápagos al mejor impostor.
El tercer cadáver es reducir la corrupción a cero sin afectar ni a las familias de ustedes, ni a los amigos de ustedes, ni a los votantes de ustedes, oh candidatos mutantes, virus en tiempo de campaña, y epidemia en el tiempo real de cuatro años.
¡Ánimo! Ustedes podrán. Lo dijo Virgilio: “Possunt quia posse videntur”. “Pueden, porque creen que pueden”. Eso sí: no se junten sino vayan solitos. “Pobre de mí: Solito he de sufrir, solito he de llorar, solito yo me tengo que acabar”.