Iván Duque es el flamante presidente de Colombia. En los comicios del pasado domingo, los cuales transcurrieron con normalidad y en un ambiente de paz, el candidato del partido uribista Centro Democrático obtuvo el 54%. Esto es cerca de 10 millones de votos, lo que le convierte en el presidente más votado en la historia de Colombia e incluso en el más joven (41 años). Y aunque Duque prefirió durante la campaña electoral no tratar de manera directa sobre el proceso de paz sino en ciertos temas que ahora preocupan a los colombianos como la recuperación económica, el sistema de salud, la lucha contra la corrupción…, tras la victoria del pasado domingo ha dado un giro a este respecto. Ha dicho que cambiará los acuerdos de paz sin romperlos.
Esto es algo que se preveía, tomando en cuenta la matriz partidaria de donde proviene y la fuerte influencia que tiene el ex presidente Álvaro Uribe. Esto genera preocupación y muchas dudas cuando el proceso de paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) está a medio camino y continúan los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la Habana, Cuba.
Un acuerdo de paz nunca es perfecto. Si se mira en perspectiva, generalmente una de las partes sale más beneficiada que la otra. En el caso de Colombia, hay la percepción (posiblemente generalizada) de que los principales favorecidos fueron los líderes guerrilleros, a quienes se les dio una serie de prebendas y concesiones.
De ahí que para Duque y su partido los acuerdos deban ser cambiados. Es decir, que la preocupación principal del proceso de paz sean las víctimas y no los victimarios. De ahí la necesidad de revisar lo que se ha llamado como “Justicia Especial para la Paz (JEP)”, en particular el sistema de reparación de víctimas. Como lo sostenido por Duque tiene importancia y genera muchas expectativas en amplios sectores de la población, es necesario prestar atención a la votación que obtuvo Gustavo Petro. Aunque no tuvo los 10 millones de votos de Duque, si logró consolidar un apoyo de 8 millones de personas. Esto es el 41,81%.
Si leemos estos resultados de manera más fina y aguda, hay cerca del 42% de los colombianos que está con las tesis de la izquierda y de Petro. Es decir, mantener y respetar los acuerdos de paz. Por ello, si lo que se busca es consolidar el proceso de paz en Colombia, Duque debería tener mucho cuidado en “cambiar” o “interpretar a su modo” el acuerdo logrado con las FARC, ya que cualquier desatino puede agitar el avispero y complicar aún más los avances que sin duda se han hecho hasta el momento.
En el caso del Ecuador vemos con mucha preocupación cómo la desmovilización de las FARC ha llevado a la conformación de nuevos grupos armados a lo largo de la frontera y, con ello, el aumento de los niveles de inseguridad. Esperemos que el triunfo de Duque no termine por afectarnos más de lo que ya ha sucedido en el último tiempo para Ecuador.