En una de sus viñetas el humorista ecuatoriano Carlos Michelena anunciaba la posibilidad de participar en las elecciones con un nuevo partido político, el ‘PEDO’ (Partido Ecuatoriano De Oposición).
Se burlaba así, muy festejado por el público, de la proliferación y superficialidad de los partidos y movimientos políticos nuevos que ya no pueden distinguirse unos de otros ni en los nombres, ni en las siglas, peor en idearios, programas y estatutos.
Existen 168 organizaciones políticas aprobadas por el Consejo Nacional Electoral, CNE, solo siete son partidos nacionales y nueve son movimientos políticos nacionales.
Las demás son organizaciones provinciales, cantonales y parroquiales.
Revisando los nombres de los partidos se encuentra que son parecidos: Vamos, Avanza y Adelante, dicen lo mismo.
Unidad primero, Suma, Integración, Reencuentro ya, señalan los mismos objetivos que en la práctica resultan imposibles porque nadie cede nada y nadie se considera menos; hay un movimiento MAS y otro MASS.
La ironía de Michelena tiene un lado serio porque toda crítica con humor lleva implícita la propuesta contraria, la virtud que se opone al defecto que satiriza.
El Partido Ecuatoriano de Oposición hubiera sido la realización de la unidad que manifestaron varios partidos que se oponen al modelo económico y político de la revolución ciudadana.
Alude también al correcto diagnóstico de la oposición como valor político respetable pues oposición implica análisis y opinión; la oposición bien entendida no es pasiva ni quejosa, no es la conducta caricaturizada por el presidente Correa con el mote de “sufridores”, sino la posición crítica que plantea alternativas y soluciones.
Para los gobiernos autoritarios y populistas, la eliminación de la oposición es una necesidad política porque buscan la totalidad de los poderes y creen que quien gana las elecciones gana todo. Asumen la representación del pueblo como si fuera intolerante.
El respeto a la oposición es buena medida del grado de desarrollo de la democracia; los gobiernos más democráticos respetan y valoran a la oposición, negocian con ella y acogen sus propuestas porque representa a los electores que no están de acuerdo pero existen y tienen derechos.
La oposición también tiene diversos grados de democracia, desde la que busca destruir al gobierno hasta la que contribuye al buen gobierno con la sana crítica y propuestas alternativas.
El próximo gobierno tendrá que resolver el dilema de repetir la acumulación de poderes o redistribuir el poder como establece la Constitución.
También un siguiente gobierno puede tomar la revancha cuando Alianza País sea parte del ‘PEDO’ (Partido Ecuatoriano de Oposición) o respetar a la oposición y servirse de ella para mejor gobernar.