El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha criticado el enorme superávit de cuenta corriente de Alemania, que él estima es el resultado de la manipulación alemana de la moneda.
Pero, el presidente está equivocado. Si bien el superávit externo de Alemania, que está en un nivel del 8% del PIB, es grande -demasiado grande- no es el resultado de la manipulación de la moneda por parte de Alemania. Los verdaderos culpables son: una burbuja inflacionaria de crédito en el sur de Europa, las políticas expansivas del Banco Central Europeo y los productos financieros que los bancos norteamericanos venden al mundo. Por lo tanto, en lugar de culpar a Alemania, Trump haría bien en centrarse en las instituciones de su país.
El superávit comercial de Alemania se basa en el hecho de que vende sus productos a un precio demasiado bajo. En este punto, la administración de Trump está básicamente en lo correcto. El euro está demasiado barato en relación con el dólar estadounidense, y Alemania está vendiendo demasiado barato a sus socios comerciales dentro de la eurozona. Esta subvaloración aumenta la demanda de bienes alemanes en otros países, mientras que Alemania se tornó reacia a importar tanto como exporta.
El euro tiene actualmente un precio de USD 1,07, mientras que la paridad del poder adquisitivo determinada por la OCDE asciende a 1,29. Esto implica una infravaloración del euro del 17%. Además, Alemania es un país demasiado barato dentro de la eurozona, un 19% si se usa como línea base un cálculo que a partir del año 2013 realiza Goldman Sachs, y se le resta a dicho cálculo la apreciación en términos reales desde ese momento. De manera general, esto implica que la moneda de Alemania está infravalorada en cerca de un tercio.
En conclusión, el hecho de que los productos alemanes están infravalorados es indiscutible. La pregunta es por qué el tipo de cambio se ha desviado tan lejos de los fundamentos.
La infravaloración del euro tiene dos causas fundamentales. Una de ellas es la política monetaria ultra suelta del Banco Central Europeo, en particular su programa de flexibilización cuantitativa (QE), en virtud del cual se están utilizando 2,3 millones de millones de euros de dinero recién impreso para comprar valores de la eurozona.
Parte de ese dinero está fluyendo hacia el extranjero en busca de mayores rendimientos, lo que conduce a la depreciación del euro. Esta es una forma de manipulación indirecta de la moneda.
La segunda causa raíz de la infravaloración del euro radica en el país presidido por el presidente Trump. Gracias al estado del dólar como la principal moneda de reserva del mundo, la industria financiera estadounidense ha logrado en las últimas décadas ofrecer a los inversionistas internacionales un potpurrí de productos atractivos. Esto ha impulsado el valor del dólar y ha socavado crónicamente la competitividad de las exportaciones.