América hace noticia. Latinoamérica experimenta un latido propio y particular con señas de identidad y problemas diversos.
La situación de Nicaragua ensangrentada por la represión del otrora revolucionario que derrocó en la guerra civil a Anastasio Somoza no da más y clama al mundo.
En la isla de Cuba nada parece pasar desde la elección de Miguel Díaz Canel, un dirigente del partido Comunista formado a la sombra de los hermanos Castro y de quién no se espera mayores cambios de modelo, o al menos poco se sabe de ello ni se comenta.
Lo de Venezuela ha pasado hace rato todo límite. El tirano elegido en elecciones que controla su propio Consejo Electoral sigue campante reprimiendo, con miles de presos políticos – algunos liberados, cierto es – y sin parecer importarle mayormente la falta de alimentos, medicinas y su inflación que cabalga a caballo desbocado.
En Colombia se esperan cambios con el advenimiento de un gobierno de derecha para dilucidar si seguirá el guión de Álvaro Uribe y la clase política colombiana aprende a lidiar con la realidad de una izquierda creciente, mientras siguen los dirigentes populares muertos y la paz, aunque firmada, se vea todavía esquiva por la urgencia de aclarar bien lo de la justicia transicional.
Perú, tras el terremoto que derrumbó a PPK, busca la consolidación del Presidente Vizcarra, atado a sortear las mayorías de partidos fuertes que prefieren construir su poder inmediato y sobre todo mediato, para unas presidenciales todavía lejanas.
Chile afronta un nuevo mapa político parlamentario y un segundo período de Sebastián Piñera, luego de otros dos, alternados, de Michelle Bachelet en lo que parece un modelo estable de democracia que no supera los problemas de la inequidad pero tiene en buen rumbo en su economía.
Argentina si que está en vilo. Mauricio Macri hizo un gran esfuerzo, buscó acercarse y consiguió créditos del Fondo Monetario – tan vilipendiado por los sindicatos herederos del peronismo duro- pero no logra superar la inflación elevada, con el duro castigo de sincerar los servicios básicos represados durante el populismo. Los procesos judiciales por la corrupción del kirchnerismo avanzan a paso de tortuga.
La noticia: los más mencionados para unas próximas presidenciales son, contra todo pronóstico (adivinen): Macri y Cristina. Uno desgastado por el ejercicio del poder y otra quemada por los escándalos de corrupción pero siguen altos en las encuestas. Todavía el outsider no se revela.
Temer está preso – de modo figurado -de su mínimo poder político mientras las presidenciales tienen a Lula a la cabeza de los sondeos pese a que sigue preso – él sí de manera real – pese a los escarceos de jueces antiguos militantes del PT por liberarlo.
Al norte, en América del norte. Andrés Manuel López Obrador dio un golpe en la mesa. Prepara el experimentado dirigente populista izquierdista su gobierno entre los retos de la corrupción, la violencia letal y los estertores d e los partidos clásicos.