En el corto lapso de las últimas semanas hemos entrado en un turbulento periodo histórico aun impredecible pero que puede llevar a la comunidad internacional al caos o a un inesperado reordenamiento mundial.
Varias son las causas para haber llegado a esta situación, pero sin duda la principal es el advenimiento al poder de Donald Trump en la primera potencia mundial. Sus anunciadas políticas nacionalistas, retrógradas y radicales han generado temor y preocupación en su propio país y en el planeta y están provocando una reubicación de poderes hegemónicos que lo menos que presagian es incertidumbre.
El aislacionismo y el proteccionismo económico y comercial que se propone emprender Trump han puesto a funcionar las antenas de otras potencias hegemónicas para ocupar los espacios cedidos por Washington. La primera, China, cuyo presidente Xi Jin Ping ha dicho en la reciente cumbre de APEC -50% del comercio global- en Lima que su país continuará con la política de libre comercio sin los EE.UU. aunque este quede aislado. Es decir, quien lo habría imaginado, ¡Pekín liderará el libre comercio en el mundo! Gran parte de América Latina hará lo mismo con el cambio de tendencia política que se ha producido en la región. Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, entre otros, están en esa línea aperturista y cercanos al gigante asiático y, si las cosas van así, se alejarán de los EE.UU. de Trump.
Pero esta probable e inesperada, confrontación de gigantes no solo se producirá entre los países del Pacifico. Europa también ha hecho conocer su preocupación sobre lo que podría venirse, más aun después del Brexit, que también es una muestra del aislacionismo y nacionalismo británico, sino de lo que pueda acontecer en Francia y otros países con el posible advenimiento de la ultra derecha nacionalista a la cabeza de algunos estados europeos.
Y, por si fuera poco, algo fundamental. A lo anterior se suma el innegable fortalecimiento que estos hechos ofrecen para incrementar el protagonismo de Vladimir Putin. Además de hacerse de Crimea, hace solo unos días en Bulgaria y Moldavia, resultaron elegidos presidentes sumisos al líder ruso, y, sobre todo, la sorprendente buena sintonía que mantiene con el presidente electo de los EE.UU. Putin tiene, adicionalmente, firmes aliados en Siria, Turquía, Venezuela, Ecuador y otros de la antigua órbita soviética, con lo cual su presencia en el escenario internacional es cada vez más influyente. Rusia también buscará copar espacios los cedidos por EE.UU.
¿Quién hubiera imaginado hace solo unos meses este escenario? Ecuador, vísperas de elecciones, debe analizar fría y prudentemente sus mejores opciones en función de sus intereses.