La búsqueda del centro

La confrontación entre las izquierdas y derechas, cede posiciones ante la búsqueda de un centro donde confluyan: democracia en lo político, desarrollo en lo económico y superación de las desigualdades sociales extremas. En teoría el objetivo no es ambicioso, pero en los hechos requiere de un inmenso esfuerzo de resignación de posiciones frente al adversario; pero, la inmadurez cultural en América Latina es el más grande obstáculo. Primero soy yo, segundo y tercero también: dicen que hay “otro “, pero no se encuentra. Es una sicopatía que se expandió luego de la Guerra Fría y que se caracteriza por que solo hay solo una verdad.

Se puede anotar como excepciones los cuatro gobiernos de la Concertación por la Democracia en Chile y el gobierno de Sebastián Piñera, esperando la repetición en el nuevo ejercicio presidencial. Mauricio Macri no le queda más que gobernar desde el centro para negociar las duras medidas económicas que ha emprendido frente al desastre que recibió del peronismo kirchnerista. Una equivocación puede revivir al monstruo con bombo y al son de “Evita capitana”. Perú, superando graves crisis políticas camina por el sendero anotado. Del presidente colombiano no se puede adelantar criterios hasta que se aprecie si gobierna bajo el ala de Álvaro Uribe o marca distancias indispensables para la paz y gobernar. El primer año del gobierno de Lenín Moreno en Ecuador, luego de que se libró de la tutela de la actual presidenta de la Asamblea de la ONU, cambia con firmeza el rumbo. Con estos antecedentes el dilema se ubica en México con el gobierno Andrés Manuel López Obrador. Al tercer intento, logra una mayoría cercana al 58%de los sufragantes, junto a un bloque parlamentario con más de la mitad de los diputados y una fuerte presencia en el senado. Los grandes desafíos están etiquetados en la memoria colectiva: pobreza extrema, corrupción y el narcotráfico; además, con brutales espirales de violencia. AMLO no viene de la pendiente histórica de PRI, tampoco de los experimentos liberales que han sido derrotados en las urnas y en las cifras del Estado. Los intereses, desde siempre, no tiene ideología.

Los porcentajes electorales hacen pensar que no había otra alternativa. Por eso las preguntas elementales ante tal situación es adivinar si trata de un Castro, un Chávez o un Perón. No cuajan las similitudes. Castro fue parte de un escenario irrepetible como la Guerra Fría. Chávez en nombre de Bolívar administró la única y gran riqueza de Venezuela: el petróleo. Perón, es otra historia. Nació militar, se formó con gran influencia fascista y fue el baluarte del sindicalismo más importante de América Latina. Una distinción importante es que en México no hay reelección.
En los primeros días las expectativas sobre AMLO es descubrir si se trata de un émulo de los próceres mexicanos como Hidalgo, Juárez o Cárdenas y encuentra el centro político; o, es otro mandatario que sigue la ruta del Libertador: arar en el mar.

Suplementos digitales