¿La sociedad civil organizada, inmersa en su burocracia interna, en procesos lentos y en la rendición de cuentas a sus donantes, se convirtió en una capa más de un sistema mundial que perpetúa la injusticia y la desigualdad?¿Cómo pueden las organizaciones de la sociedad civil (OSC) construir un movimiento amplio que atraiga, represente y movilice a la ciudadanía, y cómo pueden realizar una transformación fundamental y sistémica, en lugar del cambio incremental?
Este tipo de reflexión introspectiva fue la base del proceso de participación de OSC de todo el mundo que se reunieron en Johannesburgo, del 19 al 21 de noviembre, para la conferencia Hacia un movimiento ciudadano mundial: aprender de las bases.
La conferencia reunió a 200 participantes y fue organizada por Deeep, un proyecto dentro de la confederación europea de OSC Concord, que fomenta la capacitación de las organizaciones y el trabajo activista en torno a la ciudadanía mundial. Entre sus principales socios se encuentran Civicus, la Alianza Mundial para la Participación Ciudadana, una de las mayores redes de la sociedad civil del mundo, y el Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza.
La reunión formó parte de una serie de conferencias y actividades que se organizaron para coincidir durante la Semana Internacional de la Sociedad Civil del 2014, organizada por Civicus.
La ciudadanía mundial es un concepto que gana adeptos dentro del sistema de la Organización de las Naciones Unidas, para el deleite de personas como Rilli Lappalainen, secretario general de Kehys, la plataforma finesa de organizaciones no gubernamentales dedicadas al desarrollo.
El quid de este concepto es el empoderamiento de las personas, explica Lappalainen. “Es importante que la gente entienda las interrelaciones a escala mundial… que son parte del sistema y que pueden actuar, en función de sus derechos, para influir… con el fin de lograr un cambio y mejorar la vida. No se trata de que alguien más decida las cosas en nombre de los ciudadanos”, señala.
El proceso comenzó en el 2013 en la primera Conferencia Mundial, que también se celebró en Johannesburgo.
Entonces, se destacó la necesidad de hallar formas nuevas de pensar y de trabajar, de procesos de aprendizaje, intercambio y cuestionamiento mutuos.
Este nuevo espíritu de investigación y compromiso, muy evidente en el formato creativo e interactivo de la conferencia de este año, se concentra en un aforismo presentado por Bayo Akomolafe, de Nigeria: “El momento es muy urgente, vayamos con lentitud”.
La ausencia de mujeres en el panel se señaló como problemática. Uno de los participantes se preguntó si era posible cuestionar de manera eficaz un sistema mundial, profundamente patriarcal, sin las voces de las mujeres. Esto llevó a la inclusión espontánea de una mujer del público presente.